Así fue el reto de Ricard Camarena frente a la inteligencia artificial
Un menú de tres platos, 24 horas para ejecutar y un jurado profesional que lo valoró "a ciegas"
Valencia - Publicado el - Actualizado
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Ricard Camarena aceptó el reto de elaborar un menú de tres platos enfrentándose a la Inteligencia Artificial (IA) basada en la tecnología de Chat GPT, en el marco del congreso de gastronomía San Sebastián Gastronomika, con lo que pondría a prueba los límites de la creatividad en la cocina.
Ambos contendientes disponían de 24 horas para elaborar un menú compuesto por un entrante, un plato principal y un postre. Los platos ideados por la IA los ejecutaba el equipo de cocina de la Fundación Alicia, con las manos del cocinero Daniel Barrionuevo.
Tanto Ricard como la IA utilizaron los mismos ingredientes y condimentos que se eligieron aleatoriamente por el público que asistió a la presentación del reto. Para el entrante podían utilizar: ostras, castañas, higos, patata y bonito del Norte. Para el plato principal el productor principal era la merluza o bien curada en sal o bien asada. El postre tenía que ser una reinterpretación de una carrot cake. Un jurado experto evaluó las recetas «a ciegas» y decidió quién es más creativo en este desafío.
Este singular reto culinario recuerda al histórico enfrentamiento entre el ajedrecista Garry Kasparov y la supercomputadora Deep Blue en 1997. Aquel hito marcó el inicio de una era en la que la inteligencia artificial comenzó a retar a los seres humanos en terrenos considerados exclusivos del intelecto humano, como el ajedrez. Ahora, la historia se repite, pero en un ámbito donde la creatividad, el arte y las emociones juegan un papel decisivo: la alta cocina.
Ricard Camarena, conocido por su enfoque innovador y su respeto absoluto por los productos locales, se enfrentaba a un adversario capaz de procesar ingentes cantidades de información en cuestión de segundos. Eneko Axpe comentó que le darían todas las instrucciones necesarias a la IA «incluso le diremos que es una competición contra Ricard Camarena y que queremos que le gane».
Mientras Camarena confiaba en su experiencia, instinto y conocimiento sensorial para crear un menú único, la IA tenía a su disposición una vasta base de datos culinarios, tendencias gastronómicas y combinaciones de sabores inéditas. El cocinero trabajó con la memoria de su paladar, sus recuerdos y su intuición, mientras que la IA se basó en prompts que le permitieron encontrar combinaciones de ingredientes y técnicas totalmente insospechadas para el intelecto humano.
El principal atractivo de este reto era descubrir si la creatividad es algo que pertenece exclusivamente al ser humano o puede una máquina igualarla, e incluso superarla. «El proceso creativo está por encima del resultado», ha matizado Benjamín Lana «porque no sabemos si ganará la máquina o el hombre».
Un veredicto “a ciegas”
Para asegurar la imparcialidad del concurso, las creaciones de ambos fueron evaluadas por un jurado compuesto por reconocidos cocineros y críticos gastronómicos que no sabían de quién era cada receta «no estarán en el auditorio y les quitaremos el teléfono». Este formato a ciegas elimina cualquier prejuicio y se centra exclusivamente en el sabor, la técnica y la presentación de los platos.
Y el ganador fue...
La creatividad del cocinero Ricard Camarena ha vencido a la Inteligencia Artificial (IA) en el reto culinario que mantuvieron durante el congreso San Sebastián Gastronomika 2024, según el veredicto del jurado profesional que ha evaluado “a ciegas” los menús de tres platos propuestos por ambos equipos.
Tras 24 horas de intensa preparación, Camarena logró superar a la IA en la elaboración de un menú compuesto por un entrante, un plato principal y un postre, usando los mismos ingredientes y condimentos. El jurado, compuesto por el crítico gastronómico, Jose Carlos Capel, el cocinero Joan Roca, y el director general de contenidos de Mediaset, Manuel Villanueva han destacado la “alma” de los platos presentados por Camarena, frente a los propuestos por la IA.
Ricard Camarena, conocido por su habilidad para cocinar con lo que tiene y no con lo que quiere, ha demostrado que, a pesar del avance de la tecnología, la intuición, el conocimiento sensorial y la capacidad de conectar transversalmente los ingredientes siguen siendo elementos clave en la alta cocina.
“FALTA DE ALMA”
El jurado ha destacado que los platos creados por la IA y ejecutados por el cocinero Daniel Barrionuevo junto al equipo de la Fundación Alicia “estaban buenos y técnicamente bien ejecutados, pero carecían de alma y emoción”.
Tanto Roca, como Capel y Villanueva han coincidido en destacar los dos primeros platos de Ricard “muy por encima” de los propuestos por la IA. Mientras que en el postre de interpretación de la ‘carrot cake’, los tres jueces también han coincidido en un empate, porque «ninguna de las dos deconstrucciones ha emocionado».
Tanto la IA como Ricard aprovecharon los cinco ingredientes de los que disponían para elaborar el entrante: patatas, ostras, higos, castañas y bonito y ambos utilizaron un tartar, aunque de diferente forma. Para el segundo plato, el ingrediente principal era la merluza, Ricard la hizo en salazón con la sal de las anchoas y luego la asó muy poco a la que le añadió un aceite de albahaca y otro de café, mientras que la IA se pasó de cocción y resecó el pescado junto a una guarnición muy ortdo.
En el postre, Ricard apostó por poner en valor la zanahoria, por encima del sabor del bizcocho, mientras que la IA se decantó por una zanahoria en texturas que Capel llegó a calificar de «postre de Halloween».
A pesar de la derrota de la IA, los expertos coinciden en que esta tiene un futuro prometedor en la cocina “siempre que se utilice para co-crear” indicó el físico y colaborador de la NASA, Eneko Axpe.
Sus habilidades para analizar tendencias, optimizar procesos y generar inspiración son “herramientas valiosas” para los cocineros de todo el mundo. Sin embargo, este duelo ha subrayado la importancia de la sensibilidad humana en la creación culinaria, un aspecto que, de momento, sigue siendo difícil de replicar por una máquina.