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Escucha las críticas cinematográficas de los estrenos más destacados | 12 MAR 2025
“Lee Miller”, “Tardes de soledad” y “Presence”.

LEE MILLER
Valencia - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Estas son las críticas cinematográficas de Eduardo Casanova de los estrenos más destacados esta semana.
LEE MILLER:
La Segunda Guerra Mundial sigue siendo una fuente inagotable de inspiración cinematográfica. Bien sean historias épicas o singulares, continúan recreándose episodios poco conocidos, y novedosos en determinados aspectos, capaces de emocionar al público. Este interesante biopic, que parte de unas circunstancias individuales, nos acerca a unos dramas colectivos terribles, algunos sobradamente escenificados, pero tratados desde otra perspectiva. Además, incide en los acotados roles militares a los que podían acceder las mujeres y retrata las desgracias soportadas por las que fueron víctimas de la barbarie. Un reparto contrastado y su impecable ambientación suman méritos al filme.
TARDES DE SOLEDAD:
Los aficionados a la tauromaquia disfrutarán plenamente de este documental, pero quienes no lo sean pueden sentirse incómodos por sus cruentas imágenes. Al margen de ello, se recrea excesivamente en las espléndidas y aplaudidas faenas del protagonista. Centra la atención en el ruedo y, aun reconociendo su virtuosismo estético, se gusta demasiado. No aborda otros aspectos que podrían haber dado mucho juego, incluyendo aquellos de carácter personal. Con todo, acierta a transmitir la tensión, la violencia y la plasticidad que aúna la lidia. La forma en que la filma Albert Serra (Pacifiction) también depara momentos propios del cine de terror.
PRESENCE:
Los que acudan a las salas pensando en que van a ver una película de terror saldrán bastante decepcionados porque estamos fundamentalmente ante un drama familiar matizado por elementos paranormales. Steven Soderbergh (Traffic, Erin Brockovich, Ocean's Eleven) pone su oficio al servicio del guion de David Koepp (Parque Jurásico, La guerra de los mundos), que apuesta inicialmente por el suspense contenido para, en los compases finales, virar hacia el thriller truculento. La presencia que cita el título se convierte frecuentemente en los ojos de la cámara. En ese sentido, y guardando las distancias, recuerda a otro film que ya aplicó eficazmente este recurso como A Ghost Story (2017). El explosivo y precipitado desenlace, que esconde giros impensables, depara los mejores momentos de la trama y abre la puerta a diversas especulaciones. Y aunque el encriptado desenlace se hace de rogar, el metraje no supera los 85 minutos, créditos incluidos.