El Oceanográfic de Valencia acoge dos nuevas belugas rescatadas de Ucrania

Tras varios meses de intenso trabajo, el equipo del Oceanografic de Valencia, junto con Sea World y Georgia Acuarium, ha culminado con éxito la operación de rescate y traslado al acuario valenciano de dos belugas procedentes de Ucrania y que -por fin- ya descansan en su nuevo hogar.

Ha sido una operación arriesgada. Especialistas en mamíferos marinos han organizado este operativo internacional para rescatar con éxito dos belugas del Delfinario de Járkov, en Ucrania, y trasladarlas hasta el acuario valenciano.

Járkov, devastada por la guerra, soporta bombardeos frecuentes a menos de un kilómetro de distancia del acuario.

Los animales, un macho de 15 años llamado Plombir y una hembra de 14 años llamada Miranda, han llegado al Oceanogràfic de Valencia durante la noche del 18 de junio en unas condiciones de salud delicadas tras un largo viaje desde la zona de conflicto.

La evacuación de las belugas comenzó con un trayecto de 12 horas por carretera desde Járkov hasta Odesa. En Odesa, los cuidadores ucranianos se reunieron con los equipos del Oceanogràfic, de Georgia Aquarium y de SeaWorld, quienes realizaron los primeros controles veterinarios. Tras el chequeo, retomaron el viaje hasta la frontera con Moldavia.

Un avión, especialmente fletado para las belugas y en el que viajaron seis expertos internacionales en cuidado animal, ha completado con éxito su traslado hasta Valencia tras cinco horas de vuelo.

La guerra en Járkov ha provocado escasez de alimentos, energía y medicamentos. Con ello, el acuario ucraniano ha visto mermada su capacidad de garantizar el máximo cuidado de sus animales. Desde el inicio del conflicto en 2022, el Delfinario ha evacuado varios de sus animales, incluidas focas, leones marinos y delfines. Trasladar las belugas era una operación logística mucho más compleja debido a su tamaño y necesidades técnicas específicas. Por ello, esta operación ha requerido varios meses de preparación y la participación de expertos internacionales.

Según fuentes del complejo, desde el minuto uno hemos se ha contado con el apoyo y el impulso del presidente Carlos Mazón, algo que ha sido imprescindible para sacar adelante este proyecto. El propio Mazón, tras llegar los animales ha resaltado que “es un honor que el Oceanogràfic cuente con dos nuevas belugas que han sido rescatadas del horror de la guerra en Ucrania y han vivido una difícil situación en los últimos meses, y que los grandes profesionales que tiene el Oceanogràfic van a trabajar intensamente para que se recuperen”.

Dos cuidadoras ucranianas estarán con los animales durante las primeras semanas para facilitar su adaptación en el Oceanogràfic. Además, un equipo altamente cualificado de veterinarios del acuario de Valencia, ayudarán a las belugas a recuperarse de las adversidades vividas en Ucrania.

Las belugas permanecerán inicialmente en áreas que no son accesibles ni visibles al público. Cuando estén totalmente recuperadas y adaptadas se unirán a las belugas residentes del Oceanogràfic de Valencia.

Ballenas únicas

El nombre de beluga proviene de la palabra rusa byelukha, que significa blanco. Su peso llega a 1.500 kilogramos en estado adulto y su longitud alcanza entre 3 y 5 metros.

Nacen grises y adquieren el color blanco definitivo entre los cinco y los doce años, aunque en algunos casos perdura la coloración gris en el borde de sus aletas.

Si hay algo por lo que destaquen es por el amplio repertorio de vocalizaciones que emiten. De ahí que sean conocidos también como “canarios de mar”.

En estado salvaje, la esperanza de vida promedio de las ballenas beluga es de entre 35 y 50 años.

El Oceanografic, referencia para expertos en Belugas

Las únicas belugas de Europa se encuentra en la zona del Ártico del Oceanogràfic. El 15 de noviembre de 2016 se produjo un hito: el nacimiento de Kylu, la primera y única cría de beluga nacida en Europa. Tras 502 días de embarazo, Yulka, la hembra de 20 años del Oceanogràfic, dio a luz al pequeño Kylu. Que pesó de 74 kg y midió 160 cm. Tras muchos meses de atención y cuidados, Kylu no solo se convertió en uno más de la familia del Oceanogràfic, sino que además, ha sido una pieza clave para el desarrollo de diferentes programas de investigación que sin él no podrían haberse llevado a cabo.

Se trata del mayor acuario de Europa y se ha convertido en un destacado centro de conservación marina. Está acreditado por el organismo de referencia mundial en materia de bienestar animal, la American Humane Association (AHA) y forma parte de las asociaciones zoológicas más importantes del mundo. A través de la Fundación Oceanogràfic, el acuario de Valencia ha impulsado la investigación, la conservación y la educación-divulgación con el objetivo de concienciar al público y a la sociedad en general para cambiar conductas que beneficien la sostenibilidad y la biodiversidad de los océanos.