Una psicóloga revela la clave para superar el miedo que tienen a la lluvia los afectados por la DANA: "Es importante"

Sentir miedo tras un episodio traumático es una reacción natural del cuerpo, una forma de protección. Esto mismo es lo que todavía les ocurre a muchas personas que, el pasado mes de octubre, sufrieron la devastadora DANA en España, principalmente en la provincia de Valencia, donde costó la vida de 227 personas y miles de daños materiales. Ahora, con los nuevos episodios de lluvias, el temor vuelve a aflorar en quienes lo experimentaron. La sensación de inseguridad y el recuerdo de lo vivido paralizan a muchos.

Para comprender mejor el impacto psicológico de esta situación, Rosa Molero, psicóloga experta en trastorno postraumático, explica en Mediodía COPE Más en Valencia cómo trabaja junto a otros profesionales en las poblaciones afectadas dentro de las acciones promovidas por el Colegio de Psicólogos de Valencia y cómo afrontar los episodios de lluvia después de la tragedia.

DISPARADOR DEL TRAUMA: QUÉ ES Y CÓMO AFECTA

Según Molero, la llegada de las lluvias actúa como un disparador emocional que conecta a las personas con las sensaciones físicas y emocionales que experimentaron en los momentos más críticos del desastre. "Es importante que entiendan que esa conexión con algo que todavía no está bien resuelto va a darse, y si no lo pueden procesar adecuadamente, el sufrimiento será aún mayor".

Si bien algunas personas han comenzado a superar el trauma y están asimilando lo sucedido, otras han desarrollado trastorno de estrés postraumático. Para ellas, cualquier estímulo relacionado con la catástrofe, como por ejemplo, el sonido del agua o la expresión asustada de un vecino, puede desencadenar una respuesta de alerta extrema. "Muchas personas están en un estado de alerta constante", indica Molero.

ESTRÉS POSTRAUMÁTICO TRAS LA DANA

Este estado de alerta tiene una base neurológica. "El cuerpo activa un mecanismo de supervivencia primitivo que segrega hormonas del estrés, como el cortisol y la epinefrina", explica la psicóloga. La amígdala, estructura cerebral encargada de gestionar las emociones, da la orden al hipotálamo, que a su vez activa el sistema endocrino. Como resultado, las personas reviven el nivel de ansiedad que sintieron en el momento del desastre, afectando su calidad de vida y bienestar emocional.

Por ello, es crucial seguir trabajando con las víctimas y abordar los disparadores que afectan su sensación de seguridad. "El golpe más duro es al sentimiento de seguridad de las personas, y eso todavía está presente", enfatiza Molero.

Consejos para afrontar el miedo y la ansiedad

Ante esta situación, es fundamental aplicar estrategias para mitigar el impacto emocional. Molero recomienda en primer lugar prestar atención al cuerpo y a las sensaciones físicas que surgen ante un disparador. "Cualquier emoción es corporal. El miedo, la alegría... Todas las emociones se sienten en el cuerpo. Es importante que las personas observen cómo están sintiendo y utilicen ejercicios de relajación, como la respiración pautada".

En segundo lugar, aconseja también la reconexión con el presente. "Cuando se activa un disparador, la mente regresa al pasado, al momento de sufrimiento. Por eso, es clave reconectarse con el aquí y el ahora. Mirar alrededor y recordar que hoy es un día diferente, que la alerta es amarilla y que no hay una amenaza real", explica Molero. Este ejercicio ayuda a recuperar el control sobre las emociones y a reducir la intensidad del miedo.

También es importante que el sistema nervioso reconozca que la persona no está en peligro. "Observar el entorno, ver la calle, la casa, notar que el peligro no es real en ese momento ayuda a regular la respuesta del sistema nervioso", añade la experta. Con el tiempo y mediante estas prácticas, las personas pueden recuperar una sensación de control sobre su vida.

EL DUELO TRAS LA DANA, CÓMO GESTIONARLO

Además del estrés postraumático, muchas personas enfrentan un proceso de duelo. "No solo se trata de la pérdida de seres queridos", señala Molero, "sino también de un duelo colectivo. Lo que le ocurrió al vecino también afecta, aunque uno mismo no haya sufrido pérdidas directas". La comunidad, en su conjunto, lidia con las secuelas emocionales del desastre.

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Para algunos, la situación es aún más compleja. "Las personas que han perdido a familiares y aún no han encontrado sus cuerpos están en una fase de paralización emocional. No pueden cerrar el duelo porque su mente no se lo permite", explica Molero. En estos casos, la angustia, la rabia y el dolor se entrelazan, dificultando la recuperación emocional.

Hablar sobre la experiencia vivida puede ser beneficioso, pero hasta cierto punto. "Al principio, compartir ayuda a construir una memoria colectiva y a encajar las piezas del rompecabezas", dice Molero. Sin embargo, advierte sobre los riesgos de la sobreexposición al relato del trauma. "Revivir el dolor constantemente sin una orientación adecuada puede revictimizar a las personas, en lugar de ayudarlas a avanzar".

ELIMINAR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO, UN PROCESO LARGO

El camino hacia la recuperación es largo y requiere paciencia. "Las personas lo lograrán, pero necesitan tiempo", concluye Molero. Con el apoyo adecuado, estrategias de manejo del estrés y el acompañamiento de profesionales, quienes han vivido un desastre pueden recuperar poco a poco la sensación de seguridad y volver a la normalidad.