Extremadura en la vanguardia del cultivo de cáñamo pero sin inversores

Extremadura, con su tradición agrícola y su tierra fértil, es la única región de España que ha aprobado una normativa específica para la producción integrada de cáñamo, un cultivo de alto potencial en múltiples industrias. Sin embargo, esta oportunidad única no está siendo aprovechada del todo debido a la falta de empresarios dispuestos a invertir en el sector. Aunque el cáñamo podría convertirse en una nueva fuente de empleo y desarrollo rural en la región, el crecimiento se ha visto frenado, a pesar de la ley favorable que ofrece un marco claro para su producción.

Juan Eloy Rodríguez, director general de la PAC, destaca el valor de esta ventaja regional: “Somos la única región a nivel nacional con esta norma técnica aprobada, y es algo que debemos decir alto y claro. Apostamos por el cáñamo como una alternativa de cultivo viable, especialmente en las rotaciones obligatorias de los agricultores por la Política Agraria Común (PAC).” Sin embargo, a pesar de esta ventaja, Rodríguez advierte que la industria del cáñamo no despegará hasta que exista una cadena completa de producción, desde el cultivo hasta su transformación.

José Luis Llerena, presidente del Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (CTAEX), coincide en la necesidad de desarrollar la industria transformadora. “Hasta que no haya una industria transformadora, no habrá cultivo,” comenta Llerena, quien subraya que esta infraestructura es clave para motivar a los agricultores a dar el paso hacia el cáñamo. Sin embargo, hay signos de avance en Coria, donde se está gestando un proyecto pionero: la construcción de casas modulares hechas de cáñamo. Este primer paso podría abrir la puerta a un mercado de bioconstrucción en Extremadura, dando así un impulso inicial a la industria transformadora que necesita el cáñamo.

El cáñamo es un cultivo versátil y sostenible, capaz de ofrecer materia prima para sectores tan variados como la bioconstrucción, la industria textil, la cosmética y la farmacéutica. “El cáñamo puede convertirse en un motor económico para Extremadura, ofreciendo a los agricultores una opción rentable y sostenible que se alinee con las demandas de la PAC y que revitalice el campo extremeño,” comenta Rodríguez.

Para Extremadura, el futuro del cáñamo podría transformar el paisaje agrícola y empresarial de la región, siempre que se logre atraer el interés de inversores y se establezcan las infraestructuras necesarias para su procesamiento.