Extremeños en Marrakech: "Escuchamos llantos, chillos, muchos nervios; era un caos"

Mamen, Nane, Imane y Juan Antonio han vivido una pesadilla: "Los techos de las casas se habían derrumbado. Teníamos miedo a que se repitiera. Había mucho polvo"

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Terremoto en Marrakech: "Escuchamos llantos, chillos, muchos nervios; era un caos"

Blas Sánchez

Almendralejo - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Cuatro extremeños, de turismo en Marruecos, han vivido una auténtica odisea. El terremoto que ha sacudido el país vecino, y que ha dejado ya más de dos mil muertos y dos mil heridos, mientras se buscan supervivientes, les cogió de lleno en un riad, una casa tradicional marroquí, donde se alojaban desde el pasado jueves.

Mamen Ramos y Juan Antonio Nogales, una pareja de Puebla de la Calzada, y dos amigas de Valdelacalzada, Nane Ramos e Imane Warrak, esta última de origen marroquí, ya están en España tras pasar dos días que no olvidarán jamás.

Mamen, madre de un hijo y que otro, ha contado a COPE lo sucedido y las vicisitudes que han vivido para poder salir de Marrakech y llegar a España.

Estaban en la ciudad marroquí desde el jueves. Habían ido a pasar el puente del Día de Extremadura. Todo comenzó el viernes por la noche.

“Estábamos agotados de una excursión y nos íbamos a meter en la cama. De repente, la habitación empezó a temblar. Nos abrazamos. Sabíamos que era un terremoto y que iba a durar unos segundos, pero uno segundos interminables. Los objetos se caían, pero nada de la estructura de la casa. Mis amigas estaban en el piso de arriba. Dicen que su suelo era como un chicle. Una pesadilla”.

Tras el impacto inicial, salieron a la calle y buscaron una avenida amplia; y se encontraron un panorama desolador, algo que no olvidarán el resto de sus días: “Los techos de las casas se habían derrumbado. Teníamos miedo a que se repitiera. Había mucho polvo. Escuchamos llantos, chillos, muchos nervios…; era un caos”.

Mamen relata que el dueño del riad se portó muy bien. Ofreció a sus clientes un chalet a las afueras, pero prefirieron quedarse en un descampado y dormir a la intemperie.

“Todos los vecinos estaban fuera de sus casas. Nos dejaron mantas y edredones”.

La preocupación era máxima. “Solo le decía a mi marido, agarrándome la barriga, que quería salvar lo que llevo dentro”.

Este grupo de extremeños pudo volver al hotel el sábado por la mañana para recoger sus pertenencias. Los vuelos que había salían muy tarde y eran muy caros. Con ayuda de la gente, cogieron un tren hasta Tánger haciendo trasbordo en Casablanca. Luego un ferry hasta Tarifa. El sábado, hicieron noche en Chipiona, donde tienen familia. Hoy, domingo, ‘BlaBlacar’ hasta Sevilla y en coche particular hasta Extremadura.

Un final feliz, después de un viaje de placer que se convirtió en una pesadilla real.

(En la foto aparecen, de izquierda a derecha, Mamen, Nane, Imane y Juan Antonio, a su llegada a Tarifa, después de haber pasado lo peor).

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