La pareja de A Coruña que se casó en plena guerra de Ucrania
Alina viajó desde la ciudad gallega al país, donde combate su novio Sergii. De un día para otro, decidieron contraer matrimonio
Coruña - Publicado el - Actualizado
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Sergii es ucraniano y llevaba 20 años viviendo en A Coruña. Trabajaba de camarero y tenía una vida normal, con su novia Alina. Pero cuando empezó la guerra en su país, no podía dormir. Allí seguían viviendo su madre y sus hijos.
Por eso, no lo pensó: avión y coche mediante, se plantó en Ucrania para intentar sacar a su familia. No lo consiguió, y ya sabía que, siendo hombre y mayor de edad, una vez que entrase....salir sería imposible. Con el panorama que encontró, tampoco quería hacerlo, como contaba a COPE Coruña.
UN REENCUENTRO EN UCRANIA
Sergii ayudó a refugiados a huir y luego empezó a combatir con el Ejército. Una fractura en una pierna lo dejó fuera de juego por una temporada, y durante esa convalecencia hospitalaria fue Alina la que decidió ir a su encuentro, hace unas semanas.
Ya en Ucrania, Alina se reúne con Sergii, y surge una idea que no estaba planificada inicialmente: ¿por qué no casarse? El matrimonio ya estaba en la mente de esta pareja antes de que la guerra irrumpiese en la relación y el hecho de no ser marido y mujer era un problema en la distancia: “yo no podía arreglar ningún papel”, cuenta ella a COPE Coruña.
Y así, de un día para otro, Sergii y Alina contrajeron matrimonio. “Me cogió de la mano y nos fuimos a la Iglesia”. Después de la ceremonia íntima, con parte de la familia del hombre, alquilaron un chalé y estuvieron de celebración.
LA DURA DESPEDIDA
Diez días después, Alina tuvo que volver a España y Sergii, a combate. La despedida no fue fácil, “dura, sin palabras, con dolor”, pero “con la esperanza de que todo acabe y volvamos a vivir juntos”. La salida de Ucrania implicó 16 horas esperando en la frontera con Polonia, “había siete autobuses de dos niveles llenos de gente”, recuerda.
Ya en casa tras un largo viaje, le queda el recuerdo de una estancia y un país que nunca olvidará pese a la contienda. Para ella, originaria de Moldavia, era la primera vez en Ucrania. “Es un país maravilloso, muy bonito, a pesar de que hay una guerra todos los campos están llenos de girasoles”. Junto a las casas destruidas por las bombas, “la gente sigue con su vida”.
EL CONTACTO EN LA DISTANCIA
Y ahora, con Sergii de vuelta al frente, esta recién casada poco sabe de su marido. Sus comunicaciones se limitan, como era ya habitual a breves mensajes de móvil.
“Antes de entrar en combate, me escribe un SMS: 'estoy bien'”, dice. Al terminar, repite el mismo sistema. “Con eso estoy contenta”, asegura Alina, convencida de que llegará el momento en que pueda volver a reunirse con su marido, ya en casa, en la vida que la guerra les arrebató.