El portero de un edificio de A Coruña salva la vida a una vecina que sufría un ictus

El portero de un edifico en A Coruña salvó a una mujer que estaba sola en su casa y estaba sufriendo un ictus. Se trata de Pablo Costa, que trabaja en un edificio de dos portales en la Calle Fernando Macías. El inmueble es grande, pero él conoce a la mayoría de los vecinos.

Muchos son gente mayor. Es el caso de una de las residentes, de unos 60-70 años. El martes, a las 9:30, le llamó por el interfono a la portería: necesitaba ayuda porque decía que había sufrido un tirón mientras se duchaba.

LE SALVÓ LA VIDA

Pablo acudió a la vivienda, y vio que algo no iba bien: la mujer tenía problemas para hablar y moverse. Ella le pidió que no avisase al 061 ni a emergencias, pero él hizo caso omiso. De hecho, salió a llamar, la puerta se cerró y, mientras llegaba la policía, la ambulancia y los bomberos, cogió una escalera para poder mirar por la ventana cómo estaba desde el patio interior. Permanecía inmóvil en la misma posición en la que la había colocado.

Los efectivos de emergencias entraron en la vivienda y comprobaron cómo la mujer estaba inconsciente. “Me dijeron que era un ictus y que le había salvado la vida, porque en estos casos el tiempo es esencial”, relata. Ahora, la mujer está en la UCI luchando por salir adelante. Pablo, mientras, también se recupera del susto que trastocó su día a día. Y quita hierro al gesto: “yo no soy ningún héroe, solo hice mi trabajo lo mejor que supe”, asegura.

EL TRABAJO DE PORTERO

Este hombre lleva tres años trabajando como portero en Fernando Macías, y se delcara enamorado del trabajo. Antes era repartidor, aquí no se moja cuando llueve y además de limpiar, ayuda a los vecinos en su día a día. “Intento hacer la vida lo más fácil posible”, dice. Los ayuda con las bolsas de la compra, con pequeñas reparaciones o, simplemente, para animarlos. “Es hacer un poco de psicólogo, también”, comenta.

Afirma que cuenta la historia, en parte, para concienciar a la gente de la importancia de pedir ayuda cuando uno se encuentre mal. Ahora, el portero está deseando volver a saludar a esta vecina, una mujer muy activa, que salía todos los días a tomar su café y a bañarse en la playa de Riazor. Va todos los días del año... también en invierno