Supera con éxito un trasplante de riñón y, 10 años después, así empieza a ayudar a otros pacientes
Alfredo Saborido comenta que "las personas trasplantadas experimentamos un duelo con alguien a quien no conocimos, que nos dio la vida y no es nuestra madre"
Coruña - Publicado el
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Hay veces que uno tiene dos cumpleaños en la vida: el día que nace y el día que vuelve a nacer. Dos cumpleaños y dos vidas. La primera hasta que se enferma y la segunda cuando alguien generoso te da la opción de tener una segunda vida.
En el caso del coruñés Alfredo Saborido ese "jarro de agua fría" llegó con tan sólo 24 años. Un diagnóstico de enfermedad renal crónica lo obligó a atarse a una máquina hasta que llegase un trasplante. Un diagnóstico repentino le hizo entrar en tratamiento de diálisis.
Un tratamiento que le obligó a modificar su vida. "Cuando te excluyen de comer y beber como el resto, te excluyen de los circuitos de socialización, creo que las personas con un tratamiento como diálisis vivimos en una continua campaña pedagógica para que el resto entiendan por qué hay cosas que no haces, o bien en una continua salida del armario como persona con enfermedad renal explicando lo que te pasa", explica Alfredo.
El 12 de marzo de este año cumplirá 20 años con un riñón prestado. 20 años que, para él, son "toda una vida que me tiene permitido continuar. Continuar no es únicamente sobrevivir, que también, pero es continuar con tus proyectos".
Hace 20 años le llamaron para comunicarle que había un riñón para él, para mejorar su calidad de vida, y aunque reconoce que es "tremendamente mal paciente", que todo procedimiento médico le da "mucha aprehensión", y que pasó "mucho miedo junto", esta donación fue finalmente "una puerta abierta a dejar esa situación en la que estás". Destaca que él "está aquí en este momento gracias a esa decisión" de una familia generosa en un momento tan duro como la pérdida de un ser querido.
segunda vida
Alfredo comenzó una segunda vida hace 20 años. 20 años en los que se ha preguntado qué le ha traído de positivo lo negativo. Y Alfredo ha llegado a la conclusión que su enfermedad implicó "una reestructuración en la escala de valores. Hay cosas que pasan a estar en otro lugar. Hay cosas que pasan a estar en el primero y hay cosas que estaban en primer lugar y dejan de estarlo. Esta segunda vida tiene otro prisma"
Apunta que aunque en líneas generales, en la vida, se sigan haciendo las mismas cosas, las mismas actividades, el mismo trabajo, "el prisma con el que se analizan o se ven las cosas es distinta".
La enfermedad renal crónica señala "es una amiga de la que no me puedo deshacer, tengo que llevarme lo mejor posible con ella, aunque muchas veces nos tiremos los trastos a la cabeza. La cronicidad es tener que vivir siempre con esa amiga que no te cae bien, que te hace reorganizar muchas cosas en tu escala de valores, en tus prioridades".
Reconoce que no celebra su segundo cumpleaños. Sí lo hace "para dentro". Para Alfredo estos 20 años, por su trabajo y por su activismo como integrante de la junta directiva de la asociación de lucha contra las enfermedades de riñón (ALCER) de A Coruña, los conmemora "cara afuera" trabajando para sensibilizar y concienciar de la importancia de la donación. "Vivimos gracias a que como sociedad tomamos una decisión solidaria y altruista para dar vida a una persona que ni siquiera conocemos y esto genera un vínculo invisible", subraya.
Alfredo comenta que "las personas trasplantadas experimentamos un duelo con alguien a quien no conocimos, pero que tenemos presente, que agradecemos su decisión, o bien, de su familia y creo que vivimos una especie de luto por alguien que nos dio la vida y no es nuestra madre. Siempre creí que este proceso interno simplemente se vive y es difícil de compartir, expresar o transmitir", añade.
Alfredo Saborido, trasplantado de riñón
una vida por delante
Con este riñón prestado, Alfredo tiene toda una vida por delante, aunque afirma que a él "no me llegan los años para hacer todo lo que a mí me gustaría hacer". Este coruñés, que tiene ahora 44 años, sueña con dedicarse a la "hostelería" aunque apunta que es un sector "complicado".
"Necesitaría varios trasplantes para dedicarme a todo lo que me gusta, pero me desarrollé como trabajador social y sexólogo y ahora llevo unos años en proceso de hacer aquello que la enfermedad paró como es mi rama artística en el mundo de la interpretación, del cine y del teatro. También viajé, tengo una familia elegida de lujo...las cuentas no me salen a deber", señala.
coordinador de ALCER CORUÑA
Alfredo Saborido forma parte de la Junta Directiva de Alcer Coruña desde 2013 y desde 2015 forma parte de su equipo técnico. El coordinador de la entidad coruñesa reivindica mejoras en el transporte para los pacientes de hemodiálisis. "No puede seguir igual que en los años 90", apunta. Destaca que cuando Alcer nació 9 de cada 10 enfermos morían porque no había acceso al servicio de hemodiálisis.
También aboga por romper la brecha entre lo sanitario y lo social. "Hay que seguir ahí para alcanzar una concepción integral", concluye.
ALCER Coruña tiene como objetivo prestar atención psicosocial y mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad renal y sus familiares en la provincia de A Coruña. Además de la atención, asesoramiento e intervención con personas con enfermedad renal, entre los objetivos de la entidad también está la sensibilización a la ciudadanía sobre la donación de órganos y hábitos de vida saludables.