El mar en Galicia registra este verano la temperatura más alta en 20 años
Los 23ºC en Cabo Vilán y 21 en Silleiro suponen los registros más altos desde que hay datos en Puertos del Estado, al igual que ocurre con la temperatura media del agua en agosto
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los científicos comienzan a poner datos a lo que está siendo uno de los asuntos más comentados este verano en toda la costa de Galicia. La temperatura inusualmente alta del agua que ha agradado a los bañistas pero que puede tener consecuencias a medio y largo plazo en el ecosistema marino.
Según el informe que ha elaborado Puertos del Estado, durante estos pasados meses de verano y sobre todo en agosto la red de boyas situadas en la costa atlántica gallega registraron temperaturas rércord de los últimos 20 años, que es desde cuando se tienen datos.
Y que además de picos de 22,9ºC en la boya situada en Cabo Vilán-Sisargas (A Coruña) o los 21,08ºC en Cabo Silleiro (Pontevedra), unida a los 23,25ºC de la boya de Cabo de Peñas en la costa cantábrica asturiana, reflejan además la temperatura media del agua más alta en las últimas dos décadas como los 21ºC de media en la boya situada junto a las islas Sisargas "aunque en el resto han sido ligeramente inferiores".
Nos lo cuenta la responsable del banco de datos oceanográficos de Puertos del Estado, Susana Pérez, para quien esta situación ha estado propiciada "por una menor incidencia de los vientos del norte y del noreste, responsables del arrastre de las aguas superficiales del mar, lo que provoca que haya habido un menor afloramiento de aguas profundas y más frías" que son finalmente las que permiten una mayor aportación de nutrientes y la especial riqueza de la biodiversidad de las costas de Galicia.
Un fenómeno natural, denominado surgencia, que es el que provoca que en muchas ocasiones la temperatura del agua descdienda a los 15 o 14 grados. Pero la ausencia del anticiclón de las Azores este verano ha hecho "que la temperatura del agua se haya mantenido más alta durante más días".
Algo que, según el biólogo de la Cofradía de Barallobre en la ría de Ferrol, Juan Fariña, se relaciona "al fenómeno del Niño en el Océano Pacífico, que provoca una debilitación de los vientos alisios en el Atlántico, que son los encargados de arrastrar esas aguas cálidas hacia el Caribe y que, en caso de no producirse con la itensidad habitual, hace que las aguas cálidas se queden acumuladas en el Atlántico oriental, que son las aguas que bañan la costa de Galicia".
Y que, a la espera de los resultados de septiembre, parece que aún continúa aunque con registros más bajos, como se refleja en el mapa de temperaturas de la imagen de satélite de Puertos del Estado de este mismo miércoles, 13 de septiembre.
CONSECUENCIAS EN EL ECOSISTEMA MARINO DE GALICIA
Una vez constatado con la temperatura del agua que ha sido menor el afloramiento de aguas profundas este verano que en los anteriores, ahora queda por determinar qué efectos puede tener en todo el ecosistema marino.
Y aunque es algo "que habrá que estudiar y que deberán determinar los biólogos", Susana Pérez ya apunta a que "una menor aportación de nutrientes claro que puede haber afectado al ecosistema", además de que la subida de las temperaturas del agua estaría también detrás de la aparición de especies marinas inusuales en estas latitudes, como las carabelas portuguesas que han ido dtectándose en distintos puntos de la costa gallega obligando a cierres puntuales de playas al baño tanto en A Coruña, como Ferrol y La Mariña de Lugo.
Aunque los efectos pueden ser también a medio y largo plazo, ya que una mayor temperatura del agua del mar está directamente relacionada con una mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos, como la formación de fuertes borrascas o danas, así como afectar a la reproducción y crecimiento de las especies marinas autóctonas.
De hecho, esta alta temperatura es uno de los factores "junto el cambio climático y factores propios de contaminación" los que, según Fariñas, estarían detrás de la reducción de las capturas de marisco que se registra en rías como la de Ferrol.
Y que podrían afectar a un sector, el del marisqueo y el bateeiro con el cultivo del mejillón, que emplea a miles de personas en la comunidad gallega, tanto de forma directa como indirecta a través de la industria conservera.