Reencuentros con galicia

Oribia, emigrante en Argentina: "Nos decían, los gallegos no comen el huevo por no tirar la cáscara"

Este lunes termina la estancia en Galicia de los casi 200 emigrantes que participaron este año en el programa "Reencuentros" de la Xunta. Oribia Gerpe, residente en Buenos Aires, nos cuenta cómo ha sido la estancia con su familia de Santa Comba (A Coruña)

Oribia Gerpe (primera por la derecha) se marchó de Santa Comba con diez años
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Cope Santiago

Oribia Gerpe (primera por la derecha) se ha reencontrado con familiares y amigas en Santa Comba

Patricia Iglesias

Santiago - Publicado el

6 min lectura

En Santa Comba la rúa do Emigrante se cruza con la Avenida do Brasi. El propio callejero de esta villa coruñesa de poco más de 9.000 habitantes es ya un pequeño homenaje a la realidad social que comparte con otros muchos concellos de toda Galicia: la emigración. Casi 1.500 vecinos, un 13% de la población,  marcharon buscando una oportunidad en los años 60 y 70 del siglo pasado, a países del centro de Europa o en América.   En la mayoría de los casos, ni el paso del tiempo ni la distancia consiguieron romper el vínculo.

 Le ocurre a Oribia Gerpe. Ella nació en la aldea de Guldrís y con diez años puso rumbo a Argentina junto a su madre y sus hermanos. Al otro lado del charco les aguardaba ya su padre, que había partido cinco años antes para ir abriendo camino. Hoy Oribia tiene casi más familia en Buenos Aires que en Santa Comba, pero no ha dejado pasar la oportunidad que le brindó el programa Reencuentros con Galicia de volver para abrazar a sus primas y a alguna tía que le queda aquí. "Siento mucha alegría, mucha felicidad de ver a mi familia, de poder volver a mi tierra, que para mi significa eso, volver a mi hogar"

Regresó por primera vez hace quince años, cuando llevaba cincuenta en Buenos Aires, pero asegura que esta vez sigue encontrando muchos cambios respecto a la imagen que guardaba de la Galicia que dejó cuando era niña: "principalmente, la vida que se hace en las aldeas...la gente trabaja menos, hay más maquinaria y la gente mayor ya no trabaja y eso es importante, porque cuando yo me fui se trabajaba con arado, atrás del arado se cosechaba a mano, los días de frío, de lluvia, de sol... era muy pesado". Le ha llamado la atención cómo se ha incrementado el tamaño de las fincas gracias a "la parcelaria", y cómo el paisaje es más visible porque "se han talado muchos árboles". "La gente tienen otra calidad de vida que no había". Señala también cómo ha cambiado el papel de la mujer, "una liberación, antes era sólo cuidar los hijos y trabajar". Oribia abre el foco y sentencia: "ustedes se quejan de que hay inflación... pero comparado con Argentina viven en una gloria".

Han sido cuatro semanas de estancia en Galicia, primero en una residencia de tiempo libre de la Xunta, dentro del programa para mayores emigrantes y  luego ya, en casa de los suyos en Guldrís. Cuando hablamos con ella le queda aún alguna visita pendiente, para conocer más a fondo Santiago, por ejemplo, pero dice que se va maravillada con la Ribeira Sacra o Baiona, que ha visitado por primera vez durante esta estancia.

"ojalá nunca les toque a ustedes"

"No es nada lindo el destierro, la emigración, yo me sentí partida al medio", asegura Oribia cuando habla de su llegada a un país que no conocía y donde los aguardaba un padre "que para mi era un extraño". "No recordaba mi infancia, mis amigos, estaba en un país con otros hábitos, otras costumbres..."

En Argentina, la familia de Oribia tuvo panadería, donde tocó trabajar muy duro muchos años. Asegura que también allí sufrieron la desconfianza hacia el que viene de fuera: "lo típico de la Argentina... bueno... vinieron acá a matarse el hambre. Pues yo les digo, ojalá que nunca les toque a ustedes". Nos decían "el gallego no come el huevo por no tirar la cáscara, y no... no tirás porque no tenías!" Defiende que el que emigró, "lo que hacía era trabajar de la mañana a la  noche, por eso llegó a tener lo que tiene". "¿Por qué ellos viviendo ahí y teniendo los recursos no lo logran y el que viene de fuera sí? Porque le pone el cuerpo!"

Ahora, la tortilla se ha dado la vuelta: Oribia dice que los que vienen de Argentina a España ya no se quieren marchar porque la calidad de vida aquí es mucho mejor. Ella está intentando convencer a uno de sus hijos y a las nietas para que crucen el charco. Igual tiene algo que ver con eso la cantidad de regalos que les lleva desde Galicia: "tuve que comprar una valija más grande porque no me entraba todo, me entusiasmé"

Con ellos o sola, Oribia está "segura" de que intentará volver de nuevo y a poder ser, por un tiempo más largo

La emigración está muy presente en muchas familias de Santa Comba
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Hablamos con Orivia y con Lucía, prima y amiga de la Oribia "bonaerense"

Entre las anclas que mantiene Oribia Gerpe en su aldea natal está una prima que lleva su mismo nombre, "pero con v", aclara Orivia Muiño Gerpe. Ninguna tiene idea de donde salió ese apelativo tan poco usual, porque nadie más en la familia lo lleva, ni tampoco hay explicación al cambio de la grafía. En todo caso, Orivia asegura también que está encantada de recibir a su prima, "ela é moi faladora, cóntanos muito de Buenos Aires e nós contámoslle tamén un pouquiño de aquí". Ella estuvo también a punto de ser hija de emigrantes: sus padres se iban a marchar, siguiendo la estela de los otros familiares que habían partido ya, pero al quedarse embarazada su madre, decidieron quedarse en Santa Comba. 

Ahora es testigo de cómo muchos de los que se fueron tratan de regresar: "eu teño xente que veu agora de Argentina, que encontraron aquí traballos, que están encantados e non queren volver".

Ao final, nin somos de alá, nin somos de aquí

Lucía Fariña

Emigrante gallega en Suiza

La emigración desde Santa Comba en el siglo pasado se dirigió hacia Argentina pero también a Brasil, Uruguay o Suiza.

Compartiendo café y escuchando en silencio a la vivaracha Oribia, una amiga de la misma aldea de Guldrís, que resulta que también ha vivido en primera persona la emigración. Lucía Fariña se marchó a Suiza hace más de 40 años con su pareja. Tenían poco más de veinte: "foi ao casarme que marchei, logo naceu a miña filla...e levo 43 anos alá".  Trabajó once años en un hotel y después en una fábrica. Jubilada ya, tiene el corazón partido entre la familia de allá y la de aquí: "teño a mamá tamén, é maior... está sola, quero facerlle compañía un pouco e aproveitar dela tamén", explica. 

En su caso, tal vez por la mayor proximidad entre España y Suiza, los viajes a Santa Comba fueron mucho más frecuentes que los que pudo hacer Oribia desde Argentina. Sin embargo, Lucía asegura que "non é fácil tampouco: ao final, somos emigrantes e nin somos de alá nin somos de aquí, alá somos os españoles e aquí cando vimos, somos os suizos, pero contentos tamén de estar por aquí e disfrutar da xente coa que pasamos parte da niñez e da xuventude con eles". No se plantea llevarse a su madre porque teme que a estas alturas, no se acostumbraría. Ella tampoco le pide que se quede definitivamente en la aldea: "penso que comprende que tendo á filla alá, non é fácil tampouco".

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