Tomás Rábanos, terapeuta con animales: "entre un ordenador y un burro, me decidí por un burro"

Desde hace 18 años, "O Fogar do Meu Burro" atiende cerca de Santiago a personas con alguna discapacidad física o neurológica. La terapia tiene como protagonistas a cuatro burros

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Tomás Rábanos lleva 18 años haciendo terapia con animales en "O fogar do meu Burro"

Patricia Iglesias

Santiago - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Se llaman Pascual, Bombón, Zara y Sólomon y cuidarlos, abrazarlos, pasear con ellos... tiene un efecto sanador para niños y jóvenes con trastorno autista, lesiones cerebrales o distintos problemas cognitivos sin diagnóstico claro. Tomás Rábanos, profesor de Música (entre otras cosas) empezó a hacer terapia con animales hace 18 años porque buscaba una actividad pedagógica vinculada a la naturaleza. Nacido en una familia de labradores en La Rioja, en casa había tres burritos, así que rápidamente supo quienes iban a ser "su mano derecha" en este sueño hecho realidad: "O Fogar do Meu Burro"

14 niños y jóvenes con discapacidad asisten a terapia todas las semanas en O Fogar do Meu Burro

"PEQUEÑOS GRANDES MILAGROS" CON UNA NIÑA SORDOCIEGA

Catorce usuarios pasan todas las semanas por esta "granjita" como dice Tomás, con "cuatro burritos, dos carros y un bosque" a poco más de diez kilómetros de Santiago, en el lugar de Lamas. Entre las que no falla desde hace doce años está una niña sordociega que empezó a descubrir aquí el mundo que no puede ver ni escuchar. "Nació en un hospital de A Coruña, así que ninguna relación con la naturaleza y nada más que vino aquí, se hermanó con la naturaleza de una forma que no os podéis imaginar: baila, cocina, toca la batería, va en burro, va en carro... a los cuatro años cogió un sacho y se puso a sachar..." La pequeña tiene ahora 14 años y "aquí es muy feliz", asegura Tomás, para quien este es uno de esos "misterios que a mis 62 años aún no sé descifrar, no sé explicarlo con palabras aún".

El suyo es un buen ejemplo de que a pesar de que la terapia con los animales no acabe con las dolencias, sí que mejora la calidad de vida de quien la sigue. En estos momentos, Tomás (y sus burritos) atienden a niños y jóvenes de entre 3 y 17 años. "Yo estoy muy vinculado al mundo de la discapacidad desde hace muchos años como músico", y esto ha llevado a que a través del boca a boca, la gente se interese por su terapia con burritos: "profesionales de Atención Temprana, psicólogos, psiquiatras... dicen que hay aquí un chico/señor que tiene burros y ha sido desde ahí principalmente, desde sitios muy especializados".

HOGAR DE BURROS PEREGRINOS

La "granja terapéutica" de Tomás se ha convertido además en un pequeño santuario para los animales: peregrinos que hacen el camino en burro se ponen en contacto con él buscando donde dejarlos temporalmente al llegar al final del camino. Aunque alguno se ha quedado ya para siempre, después de acompañar a su dueña desde Italia: "Francesca, una chica maravillosa, salió desde la Puglia, la punta del tacón de Italia... venía andando y echó como tres años en el camino" Tomás cuenta que la peregrina "se echó novio en el camino y cuando llegaron a Santiago, ella se fue con su novio y el burro se quedó aquí" Ocurrió hace diez años y todavía hoy Francesca se pasa de vez en cuando a ver a Sólomon.

Tomás explica entre risas que cuando empezó "hace 18 años, tuve que decidir entre comprarme un ordenador o comprarme un burro... y me compré un burro, lo que quiere decir que yo y las tecnologías... bueno, soy bastante torpe" Sin embargo, gracias a las posibilidades de comunicación que ofrecen las redes sociales, hasta el Lugar de Lamas han llegado peregrinos en burro de "Francia, Holanda, Inglaterra, Alemania... hayan conocido este sitio y me dejen sus animales en pupilaje. Si no tienen dinero no me pagan, si tienen pues me pagan algo"

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Tomás nos presentó a Solomon, Zara, Bombón y Pascual, sus cuatro burritos terapeúticos

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Y POR NAVIDAD, LA CABALGATA DE LAS ROSQUILLAS

Desde que empezó a funcionar "O Fogar do Meu Burro", en Lamas y las aldeas de alrededor, Pedrouzos y Vilar, por estas fechas han sumado una celebración especial: la Cabalgata de las Rosquillas. Los encargados de hacer los dulces son los niños que van a terapia y sus familias, que se juntan un día para repartirlas por todas las casas del entorno mientras cantan villancicos. Con ellos va, claro, uno de los burros

El pintor segoviano Ángel Pérez Dimas recogió en un cuadro la Cabalgata de las Rosquillas

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