El zorro que se hizo botones de un hotel de Lugo

Sebas es un raposo que, desde hace un año, merodea por los alrededores de un hotel de Vilalba e incluso despide a los clientes en la puerta principal

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El raposo Sebas lleva alrededor de un año frecuentando las instalaciones de un hotel de Vilalba

José Luis Ramudo

Lugo - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Sebas es “un poco travieso, pero tiene buen carácter y se ha ganado la simpatía de los trabajadores y los clientes del Hotel Spa Attica21 Vilalba, que está ubicado en la parroquia de Santabaia, en ese municipio lucense, muy cerca de la conocida Charca do Alligal, famosa por las propiedades medicinales de sus aguas.

Hace más o menos un año que frecuenta ese establecimiento hotelero. Le gusta como lo tratan y, poco a poco, ha ido perdiendo la vergüenza. Antes solo se acercaba por la puerta de atrás del hotel, pero al final se ha soltado y ahora también interacciona con los clientes en la entrada principal. Como un señor.

Sebas es “un zorro que ya lleva una temporada rondando por el hotel”, explica el director del Spa Attica21 de Vilalba, Alberto Paz. Ha encontrado en el entorno de este establecimiento un lugar agradable para pasar sus horas. Se presenta normalmente cuando hay eventos, para buscar comida.

Nosotros organizamos muchos eventos, sobre todo bodas. Ahora ya sabe que cuando hay barullo hay comida. Se aproxima por la zona trasera del hotel, buscando a quien le dé comida. Y alguien debe de darle comida, porque sigue viniendo”, explica Alberto Paz.

Sebas ha ido venciendo, poco a poco, su timidez

UN ANIMAL CON MUCHOS RECURSOS

En todo caso, hace honor a la inteligencia que se le presupone a los de su especie. Es un animal de recursos. “Cuando no encuentra comida”, explica el director del hotel, “rebusca en las papeleras” para dar con algún bocado que haga más llevadero el día.

Lo ven los clientes”, que se acostumbran rápidamente a su presencia amable. “A veces se lleva alguna sandalia que los peregrinos dejan en la terraza de la habitación y luego aparece diez metros más para allá. Es un poco travieso”, explica Alberto.

Con el tiempo, ha sabido sacudirse su timidez y su desparpajo ha llegado a tal punto que casi se gana un empleo remunerado. “Un día estuvo toda la mañana en la entrada principal”, como “despidiendo a los clientes”, explicó.

Nos hizo gracia. Era como el botones del hotel”, bromea el director del establecimiento.

Sebas es un animal tranquilo

Así es Sebas, quien, por cierto, debe su nombre “a la segunda metre del hotel”.

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