Un caudal de buen rollo en Lugo

El Caudal Fest, el festival que el Ayuntamiento de Lugo ha rebautizado como “a última gran festa do verán”, hizo honor a sus nombres. Realmente fue un auténtico caudal de buen rollo y una fiesta casi como las de antes, como esas verbenas en las que se mezclan para pasárselo bien personas de todas las edades y con gustos diversos. 

Decenas de miles de personas entraron en el recinto del festival para disfrutar de la música de grupos y artistas con estilos tan diversos como Amaral, Viva Suecia, Arde Bogotá, Mikel Izal, Nil Moliner o Ladilla Rusa, entre otros. Había entre el público grupos de amigos y familias al completo, padres e hijos, incluso se veían por el recinto carritos de bebés.

La ciudad de Lugo estuvo abarrotada todo el fin de semana. Aunque el recinto del festival está más o menos alejado del centro, a orillas del río Miño, los bares, cafeterías y restaurantes del casco histórico recibieron la visita de decenas y decenas de clientes que se desplazaron hasta la capital lucense para disfrutar de esta edición del Caudal Fest que, con la asistencia de unas 40.000 personas, fue la "más exitosa de su historia".

todo lleno

El ambiente de fiesta se dejó sentir desde el mismo viernes por la tarde. Había más tráfico y por las calles se veía a un montón de gente con maletas en la mano, seguramente para dejar el equipaje antes de bajar al recinto del festival. De la Praza de Bretaña partían cada quince minutos autobuses para acercar a la gente a las puertas del Caudal Fest y, aunque los transportes iban llenos hasta la misma puerta, llegaron a formarse colas bastante largas.

Fuentes del sector confirmaron que el lleno fue absoluto en los hoteles de la capital, incluso en pisos y apartamentos turísticos. De hecho, muchos de los asistentes buscaron alojamiento en localidades próximas, como Vilalba o Sarria.

El propio Ayuntamiento de Lugo tomó la decisión de abrir este fin de semana uno de los pabellones polideportivos de la ciudad -en la Casa do Deporte- para acoger a los peregrinos que estaban haciendo el Camino Primitivo de Santiago, porque la celebración del Caudal Fest y la llegada de visitantes en esta recta final del verano habían agotado “las plazas hoteleras en la ciudad”.

una buena idea

La edición de este año puede posiblemente fue la “más exitosa” de la todavía corta historia del Caudal Fest. Los organizadores hablan de una asistencia de 40.000 personas. Ajustar tanto en las cifras seguramente es irrelevante. Había muchísima gente y el festival no deja de crecer. Lo que parece evidente, sin entrar en valoraciones sobre el formato o sobre la gestión de este evento, es que ponerlo en marcha ha sido una buena idea.

Es cierto que cuesta dinero público y que no todo el mundo disfruta del Caudal Fest, entre otros motivos porque hay que abonar una entrada que, a lo mejor, en pleno mes de septiembre, no está al alcance de muchas familias. Todo eso es verdad, pero también lo es que nada hoy es gratis y que lo contrario de hacer cosas es quedarse quietos.

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Ramudo

La actuación de Nil Moliner abrió la jornada del sábado y dejó muy buen sabor de boca

Después de la temporada estival, un evento de estas características prolonga el verano, cuando la mayoría de la gente aún está adaptándose a los rigores del nuevo curso. “A última festa do verán”, parece que el concepto está muy bien traído, sobre todo porque es la antesala de la “Gran festa do outono galego”, que son las patronales de San Froilán. 

De fiesta en fiesta, nos ponemos casi en el mes de noviembre, a tiro de piedra del puente festivo de la Constitución, uno de los más importantes del año y prólogo de las celebraciones navideñas. Algunos hosteleros con los que tuve ocasión de hablar en los últimos días valoran esa sucesión de citas. Si hay actividades, hay movimiento y el dinero cambia de manos.

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Ramudo

El Caudal Fest de este año fue un éxito de público

Como toda obra humana, seguramente el Caudal Fest tiene aspectos en los que se puede mejorar. Criticar siempre es fácil. En todo caso, lo difícil es parir una buena idea. Y llevarla a cabo.