Nace la Casa da Misericordia, un refugio en Lugo para acoger a los reclusos que salen de la cárcel y no tienen a dónde ir

La Diócesis de Lugo puso en marcha hace tiempo un programa de asistencia a las personas que están privadas de libertad, porque están cumpliendo condenas en los centros penitenciarios de Monterroso y Bonxe, y que este jueves ha culminado con la inauguración de la Casa da Misericordia, unas instalaciones abiertas a presos que ya pueden disfrutar de permisos penitenciarios, pero realmente no tienen a donde ir.

La idea que mueve este proyecto es ofrecer “apoyo, comprensión y recursos” a esos reclusos que, en un momento dado, salen de permiso o bien quedan en libertad y se encuentran totalmente desamparados, porque no tienen un lugar al que acudir.

A través de ese programa, Cáritas y la Pastoral Penitenciaria comenzaron a ofrecerles auxilio, pero se encontraron en el camino con algunas dificultades, precisamente porque había que encontrar un lugar adecuado para darles acogida de forma temporal.

El obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, reconoció que ante el “recelo” que provocaba la acogida de los reclusos en pisos, la Diócesis se puso manos a la obra para buscar un lugar adecuado y se planteó la realización de una importante obra para contar con un inmueble propio desde el cual proyectar la reinserción en sociedad de este colectivo.

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Ramudo

El obispo de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco, explicó las motivaciones y el proceso que derivaron en la creación de la Casa da Misericordia

en pleno corazón de la ciudad

El resultado de ese proyecto es la Casa da Misericordia, que este jueves fue inaugurada en Lugo, en el ala rehabilitada del llamado Pazo de Velarde, en pleno corazón del casco histórico de la ciudad. Unas instalaciones que cuentan con cuatro dormitorios, dos baños, cocina-salón, sala de reuniones y oficina.

• En el acto inaugural, además del propio obispo, participó la directora de Cáritas en Lugo, Amparo González; el director xeral de Inclusión de la Xunta de Galicia, Arturo Parrado, autoridades locales, representantes de los centros penitenciarios de Bonxe y Monterroso y miembros de entidades que trabajan en el ámbito penitenciario.

Amparo González hizo hincapié en el hecho de que la Casa da Misericordia no es solo un lugar en el cual los reclusos de permiso pueden residir de forma temporal, sino que es un servicio que ha sido concebida desde de una perspectiva “integral”, porque incluye actividades formativas, terapias y acompañamiento para ayudar a los internos a desarrollar habilidades que les permitan reintegrarse en la sociedad de manera positiva.

Además, son unas instalaciones que también están abiertas a las “familias” de los reclusos que están cumpliendo condena en Bonxe o Monterroso para que dispongan de “un lugar de alojamiento en caso de que carezcan de recursos para pasar la noche en la ciudad”.

Formación, asesoramiento y seguimiento

En cuanto a los reclusos, que o bien han quedado en libertad o bien disfrutan de permisos penitenciarios, una vez realizada la valoración inicial, se elaborará un itinerario de intervención sociolaboral personalizado, con las actividades a desarrollar con cada uno de ellos y los objetivos a conseguir.

El centro ofrecerá orientación e información sobre “recursos, estrategias y conocimientos” que ayuden a los usuarios a facilitar su reinserción. También, actividades de formación y apoyo psicológico, en sesiones grupales o individuales.

“La Casa de la Misericordia representa un faro de esperanza para aquellas personas privadas de libertad que acceden los permisos de salida y que se encuentran en situación de vulnerables”, afirman sus promotores.