El voluntariado del HULA alivia la soledad de una habitación de hospital: "escuchar, cogerles de la mano o jugar una partida de cartas"

Entrevista con los voluntarios del Servicio de Acompañamiento del Hospital Lucus Augusti
Ribadeo - Publicado el
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La estancia en un hospital es un trámite que preferiríamos ahorrarnos, pero no siempre podemos evitarlo. Son muchas horas de internamiento, aburrimiento y, en muchos, casos soledad.
Esa soledad se ve mitigada en buena medida gracias a la labor de voluntarios como Catalina. Ella tiene 15 años y desde hace tres colabora con sus amigas en hacer la Navidad más feliz a la gente internada.

Voluntarios del HULA
Se dedica a entregar regalos a niños hospitalizados y alegrar un poquito el cotarro. Todavía no tiene edad para hacer acompañamiento pero espera hacerlo en un futuro. Apunta que es "otra forma distinta de pasar esas fiestas, otra forma de disfrutarlo y compartir con la gente a la que, tal vez, le gustaría pasar esas festividades de otra forma". Le parece algo muy bonito que debe fomentarse.
Catalina es un ejemplo de generosidad y vocación en una etapa muy temprana de la vida. Ella considera que estas actividades nos benefician a todos.
EL CARRITO DE LOS LIBROS
Carmen, conocida por todos como Tata, se encarga del carrito de libros de la biblioteca, los va repartiendo por las habitaciones y haciendo compañía porque "la gente está muy sola, y no sólo la gente mayor". Cuenta que "das un poco de apoyo porque para estar aquí no venimos todos muy contentos", "escuchamos a uno y a otro". Comenta que además siempre es agradable "ver una cara diferente que no va vestida como los sanitarios, de blanco, lo que necesitan es apoyo, hablar, tener alguien que empatice contigo, eso te libera mucho".

Voluntarios del HULA en una formación
Apunta Tata que con el carrito hacen una labor magnifica de promoción de la lectura, aunque "las nuevas tecnologías están acabando con esto".
Carmen es voluntaria en domicilio y visita de forma habitual a una chica que no puede salir de casa y tiene muchos momentos de bajón. El voluntariado es muy satisfactorio para ella, y le viene de familia.
HERENCIA DE FAMILIA
Nos dice "yo creo que es una herencia, porque en mi casa, soy de pueblo, fue una herencia, toda mi familia vivimos esto, el voluntariado. También colaboro con Cáritas en el pueblo y con muchas cosas y es algo que me aportan ellos a mí, para lo poco que puedo aportarles yo a ellos, me aportan mucho más ellos a mí".
También hay hombres, como Víctor, que lleva diez años de voluntario y asegura que siempre aprende de las personas a las que acompaña: "Al final te quedan esas cosas de lo que llegas a vivir con ellos y lo que aprendes con ellos, porque también te enseñan cosas".
Víctor reconoce que hay mucha gente sola y esta labor de acompañamiento "es muy necesaria". Todo lo que hacen los voluntarios es por el bien de los pacientes, pero eso no quita que "algún día nos veamos en la situación en que están ellos". Incide en que "por desgracia en España hay mucha gente mayor sola y en estas zonas rurales de Lugo o ciudades pequeñas hay mucha, mucha gente sola". Es dedicar una parte de tu tiempo, "una hora y media que al final yo he ganado mucho".
Los voluntarios del Hospital Lucus Augusti de Lugo son cerca de una treintena y viven su función con humildad y gratitud, todos coinciden en que la experiencia les reporta más de lo que ellos dan.
JUBILADAS QUE NO SE VAN...
Los hay de todos los perfiles, Maika se encarga del montaje del Belén y animación de Navidad, algunas personas sanitarias jubiladas que siguen por allí para echar un cable, gente con hijos y responsabilidades pero que saben encontrar un hueco para dar su tiempo a los demás, una abuela, Lola, que se dedica a tejer gorritos y patucos para recién nacidos...
Los voluntarios se sienten agradecidos de la labor que realizan, se sienten queridos porque la gente a la que acompañan les abraza y les transmite mucho cariño. Para ellos es muy gratificante. Y coinciden en que la gente a veces sólo necesita hablar, y a veces ni eso, tan sólo alguien a su lado que mitigue la soledad, desde el silencio.
La responsable del Programa de Humanización del HULA, Gloria Enríquez, se siente muy orgullosa de todos: "Feliz de que haya tanta gente buena, en la sombra, en silencio, desde la humildad, porque es solidaridad humilde". Está muy satisfecha de que haya tanta "gente de bien con vocación de ayuda".
Pide al resto de la sociedad que se sume a estas actividades porque "en este momento la soledad prima, tanto en la gente mayor como en la gente joven, hay mucha soledad que requiere tener una mano tendida y una conversación preparada, o un libro que le ayude a hacer el viaje del paciente".
El acompañamiento forma parte de la campaña de Humanización del Servicio Galego de Saúde y funciona actualmente en dos áreas sanitarias de Galicia - Lugo y Ourense. Próximamente se sumará una tercera, la de Vigo.