La marca asturiana de vermú Picofino y su vínculo con Galicia
Picofino no deja de innovar desde su origen. Su responsable sigue apostando por los aperitivos que maridan a la perfección con sus productos: los mejillones en salsa de vermú son solo el principio

Entrevista de Paula Pájaro a Tito Rodríguez, de Picofino
Santiago - Publicado el
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El proyecto Picofino tarda casi 10 años en coger forma y ver la luz. Todo nace en Albuerne, un pequeño pueblo de la costa cantábrica asturiana (tan pequeño que no tiene bar), donde un amante de los destilados, al que algunos le decían picofino, buscaba crear una ginebra completamente única, de forma artesanal, haciendo decenas de pruebas en pequeños lotes que regalaba a sus amigos.
Esta es la carta de presentación de la marca. Y tienen un vínculo fuerte con Galicia.
Con la ayuda de un amigo destilador ourensano y un viejo alambique portugués de cobre artesanal, durante 8 años, lanzó una ginebra distinta anualmente que recogía lo mejor del año anterior y que se presentaba en una fiesta veraniega en su casa para que la degustasen sus amigos, muchos de ellos restauradores, barmans, cocteleros y, casi todos, picofinos compulsivos. Todos coincidían: cada año mejoraba la ginebra.
Y desde aquellos inicios hasta nuestros días, Tito Rodríguez, el alma de Picofino, no ha parado: "Esto empieza como un hobby, empecé haciendo ginebra en una casa, pero de manera artesanal. Y al final se acaba lanzando un proyecto. Nosotros decimos que no todo está inventado. Empecé con una ginebra que era la que yo hacía en mi casa, hasta que pensé ¿Y una crema de Ginebra? La crema de ginebra no existía. Existía la crema de whisky, la crema de orujo, la crema de tequila... Pero no había en el mercado una crema de Ginebra a la que le sumamos trufa negra". Su evolución fue apoteósica. Tanto que se hicieron un hueco en el Rincón del Gourmet del Corte Inglés: "Lo que nos permitió estar en toda España".
Y después llegaron los aperitivos.
Tito Rodríguez buscaba el aperitivo perfecto y empezó con un mejillón de Galicia. Pero no una conserva cualquiera: "Creamos unos mejillones con salsa de vermú. Dentro de la propia lata le metimos una rodaja de naranja, para tener ese concepto. Tuvo mucho éxito".
Pero es que la originalidad en esta marca no acaba nunca: "De bebidas sacamos un vermú de naranja. Y sacamos una crema de ginebra con turrón para Navidad pensando que podía ser un producto navideño. Funcionó tan bien que ahora lo tenemos todo el año".
Y llegó el siguiente aperitivo perfecto: unas gildas como nunca las habíamos probado antes: "
Creamos una crema, una crema de queso de vermú que metimos dentro de un pimiento, anchoa del Cantábrico, aceituna… fue un boom el año pasado. Fue tremendo". Tan tremendo que tuvieron problemas de producción por la elevadísima demanda.
Y ahora presentan otra innovación dentro de los aperitivos. A la gente no deja indiferente: "Creamos una morcilla cocinada con vermú. Encima hay una mermelada de vermú que se calienta 30 segundos y se deshace un poco. Se come con tosta y es espectacular". Y es verdad que cuando la gente lo prueba, gusta mucho. Incluso la estética del embalaje es otro nivel.
Además, la marca nos ha dado a probar algo nuevo. Los mejillones de sus orígenes pero de un modo distinto, preparados para dipear. Imprescindibles.

Los mejillones que se dipean. Estilo Picofino