Tomeu Beltrán, un presidente irrepetible
La indiferencia, apatía o el aburrimiento no formaban parte de su carácter, un personaje que no dejaba indiferente a nadie y que lideró un cambio de ciclo histórico con Asensio
Mallorca - Publicado el - Actualizado
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Una sacudida ha impactado, desconcertado, helado a muchos mallorquinistas al empezar este sábado de Febrero. Se ha ido sin avisar, alguien tan dado a la escenografía, a las cosas bien hechas y sobre todo bien contadas como comunicador nato, se ha ido sin decir ni mu.
Si Bartolomé Beltrán, el Dr. Beltrán, hubiera podido organizarlo, nunca se hubiera ido en silencio, lo hubiera anunciado y hubiera propiciado una de las escenas más emotivas. Beltrán sabía contar las cosas, sabía llegar al corazón de los mallorquines. En toda España le conocían como divulgador médico y el simpático doctor que les hablaba de salud en televisión. Pero en Mallorca fue mucho más, porque personificó una época del Mallorca en la que agitó a la isla para apoyar a su Mallorqueta, al RCD Mallorca (1995-98).
Alguien que hizo de la medicina su terreno de juego pero de la comunicación su remate a gol, no se sabe si era más médico o comunicador, fue un seductor nato, alguien que te convencía de lo que quisiera aunque tuvieras la ligera sospecha de que algunas cosas podían ser exageradas o quién sabía si inciertas. A saber, porque escuchándole no había dudas, él no dudaba, era su principal virtud la seducción. Hubiera vendido arena en el desierto a quien se hubiera encontrado. Así era Tomeu.
Porque en toda España el Doctor Beltrán, el de la tele, el que mostraba cirugías tal cual y luego aparecia con su mejor sonrisa como si no hubiera pasado nada cuando el espectador aún se estaba recobrando. Lo sé por lo que me contaban porque nunca quise verlo. En cierta ocasión Beltrán le dijo a un torero: "hay que tener valor para ponerse delante de un toro" a lo que el diestro le contestó: "no, para lo que hay que tener valor es para ver tus programas".
Pero Beltrán vivió su cénit en su tierra, en su isla, natural de Campanet, cuando en 1995 Antonio Asensio, presidente del Grupo Zeta, decide la compra del RCD Mallorca, que en ese momento podía salir por buen precio por su situación deportiva en Segunda ya que su presidente y propietario, otro doctor, Miquel DalmaU estaba perdiendo dinero con el Mallorca y la situación deportiva era delicada en Segunda.
Quién mejor que Beltrán, popular y nativo de la isla para que fuera la imagen del Club, el presidente, quien revolucionara la isla, Tomeu podía entender mejor que nadie la idiosincrasia de los mallorquines y ser capaz de liderar públicamente el proyecto. Se trataba de una inversión brutal la que hacía el grupo Zeta para sacar al Mallorca de Segunda División y convertirlo en un club puntero en Primera.
Antonio Asensio, presidente del Grupo Zeta, acabó adoptando al Mallorca como su club, pues aunque había adquirido otros clubes, ese ascenso a Primera y todas las sensaciones de aquella final de Copa del Rey de 1998 y de la Recopa 1999 después, acabaron prendiendo en el empresario catalán, que tuvo al Mallorca como la niña de sus ojos.
Un líder.-
No hay nadie que tratara a Beltrán que no tenga alguna anécdota con él, le gustaba estar al corriente de todo lo que se dijera sobre el club y en especial sobre él, y si alguien le criticaba, se preocupaba por hacerle cambiar de opinión, por convencerle, por explicarse, por tener un trato cercano, y lo mismo lo hacía con un periodista que con un aficionado.
Beltrán sacó al Mallorca a la calle, había que ir a todas las peñas, había que poner el bus en cada pueblo si hacía falta para que la gente vinivera al Luis Sitjar. Beltrán dio autoestima a la afición, les habló de un Mallorca de Primera, de no sufrir más humillaciones, de pinturas de guerra en el Luis Sitjar, parecía un líder político. Había estudiado cómo encender a la gente y lo hacía.
Beltrán lo revolucionó todo, fue un vendaval de ilusión para tratar de subir a mucha gente al barco y esto es tal cual, porque todo el mundo recuerda el barco a Mestalla a la final de Copa del Rey de 1998 ante el Barcelona. Aquella imagen suya llorando en el palco y siendo consolado por Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, quedó en el recuerdo. Beltrán sabía que eran sus últimos momentos como presidente porque Asensio había decidido sustituirle.
Pero un año antes había sido todo lo contrario, la euforia, la celebración en Vallecas de un ascenso histórico en 1997, la ducha junto a los jugadores, imágenes que quedaron en la memoria de todos en la isla. Marcelino Elena, uno de aquellos jugadores, de los primeros en iniciar aquel proyecto cambio de ciclo le ha recordado con unas sentidas palabras:
Beltrán, para lo bueno y para lo malo, es irrepetible. Alguien carismático, entusiasta, exagerador, porque así son los ilusionistas, los que te hacen ver cosas que te gustaría ver aunque no siempre sean reales. Beltrán, ante todo mallorquín y mallorquinista, "aquest si era dels nostros" ha resumido Rafael Martorell, ex presidente de las peñas. En una entrevista personal a Beltrán se autodefinía en 2018 en IMAS Tv de Puertollano.
Se ha ido muy pronto y sin poder preparar su adiós como le hubiera gustado, así que todos tendremos la sensación de que sigue entre nosotros, apareciendo de vez en cuando si la ocasión lo merece (hubiera estado bien verle en la inuguración del nuevo Son Moix, qué sé yo), como cuando compareció en el centenario del club en 2016 para regañar al entonces presidente Utz Claassen y decirle que debía conquistar el corazón de los mallorquines para ser aceptado.
Ese corazón que sí supo conquistar Tomeu en aquellos tres años impresionantes. Descanse en paz.