polémica
La insoportable arbitrariedad de los criterios del VAR
El video arbitraje se fue de vacaciones en el Atlético-Mallorca en la entrada de Gallagher a Jan Salas justo a la semana siguiente de irse a la calle Mascarell. Análisis de Jordi Jiménez

Momento de la acción de Gallagher con Jan Salas
Mallorca - Publicado el - Actualizado
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Conor Gallagher le dio la bienvenida a Primera División a Jan Salas. El mallorquín acababa de saltar al césped del Metropolitano cuando en el primer balón en tierra de nadie al que se aproximó, le hizo volar por los aires.
Gallagher se había lanzado a por un balón con los pies por delante para intentar barrer el balón. No se trataba de una entrada al contrario, se trataba de una disputa de balón pero jugada de manera temeraria. El resultado fue un impacto de la bota del atlético sobre la rodilla y tobillo del joven mallorquín de 19 años.
Aquella primera acción podría haber retirado del partido y enviado a la enfermería a Salas, quién sabe si algo peor. Un acción lo suficientemente temeraria en la que por fortuna Salas pudo saltar para que no le cogiera apoyada la pierna. El propio Gallagher resultaba dañado en el impacto y sangraba su espinilla por el impacto. El árbitro García Verdura estaba delante, inmediatamente sacó la tarjeta amarilla, no dudó.
Cada repetición que ofrecía la televisión era peor, porque realmente era espeluznante pensar en lo que podría haber ocurrido. No había intencionalidad de dañar al rival, pero pudo ocurrir. Tampoco tuvo ninguna intencionalidad de dañar por parte de Omar Mascarell la semana anterior, fue otra acción parecida en la que el mallorquinista va al suelo a intentar rebañar el balón, pero con tan mala fortuna que acaba impactando con los tacos en la pierna del bético Jesús Rodríguez, quien por cierto pudo jugar sin problema ayer con el Betis pese a retirarse renqueante de Son Moix. Salas también pudo continuar en el partido y dejó buenas sensaciones en un día que no olvidará, su debut en Primera.
El caso es que Mascarell se fue a la calle tras ser avisado el colegiado Alberola Rojas por Trujillo Suárez para ver la imagen. Eso no ocurrió el sábado pasado, Figueroa Vázquez no vio acción de roja directa en Gallagher para avisar a García Verdura.
Tampoco vio acción de roja Iglesias Villanueva en el VAR para avisar a Muñiz Ruiz en la acción de Carlos Romero a Mbappe. Esta acción sin roja es otro claro ejemplo de que el criterio arbitral no hay quien lo entienda. Luego está la diferencia en el trato exterior, de lo de Romero a Mbappe se hablará lo que no está escrito, de lo de Gallagher a Salas unos pocos y poco rato, pero ese es otro cantar.
El caso es que al Mallorca le ha salido muy caro este desbarajuste arbitral. Hace dos jornadas Jagoba Arrasate decía que se estaba "desenamorando" del fútbol por cómo se está decidiendo hoy en el fútbol desde el monitor del VAR. Lo que le cuesta a jugadores del Mallorca una expulsión no ocurre con sus rivales.
Nadie entiende por qué Mascarell tuvo que irse a los vestuarios, o Muriqi un día por una acción involuntaria exagerada por Bryan Gil, o una peineta de Muriqi en respuesta a una provocación nada fuera de lo normal de Jaime Mata. Todo está exagerado, desquiciado desde que instalaron el dichoso aparato en Las Rozas "para un fútbol más justo" que ha acabado convirtiendo el fútbol en algo más injusto y lo que es peor, arbitrario. Porque lo que un día es una cosa al siguiente no lo es.
Los criterios son erróneos y ese es un factor humano, no hay que culpar a la tecnología. Lo que se hace es un mal uso de la tecnología. Mientras en otros campeonatos se utiliza muy rara vez y sólo en casos que se consideran graves para corregir una decisión o aclarar una jugada, en la liga española parece haberse convertido en un exhibicionismo constante de la tecnología. Como si hubiera muchos sueldos que justificar, como si hubiera que exhibir la importancia del estamento arbitral. Craso error, el estamento arbitral se defiende convirtiéndolo en cuanto más invisible mejor en los partidos, cuanta menos intervención, cuanto menos se note el arbitraje mejor, cuanto menos protagonismo mejor. Han entrado en tantas cosas que ahora nos extrañamos cuando no entran. Un día sí, otro no, así estamos. Lo que tenemos en resumen es un fútbol-interrupción.
No es el fútbol con el que crecimos, pese que errores hubo siempre, polémicas hubo siempre, el fútbol siempre fue fútbol primero porque todo el mundo podía entender las normas, y segundo porque tuvo ese componente polémico que acompañó al juego. El error forma parte del juego. Es inevitable la polémica, se puede ayudar con la tecnología a aclarar una jugada, pero no lo que vemos cada semana en cada partido. Una ceremonia de la confusión y una pérdida "de esencia del fútbol" como denunciaba Lionel Scaloni en Deportes Cope Baleares la semana pasada.
El problema no es la tecnología sino los criterios que se siguen sobre las faltas, sobre las tarjetas, sobre los penaltis... O se cambia la cúpula del arbitraje y los criterios del arbitraje o se cierra el VAR con llave y se tira la llave para que nadie pueda encontrarla. Porque ya no está en juego quién sale beneficiado o perjudicado, sino la credibilidad del juego.