Mateu Lahoz: "Me gusta el fútbol, no me gusta el arbitraje"

El colegiado valenciano reconoce en El Día Después que le resultó muy difícil su despedida en Son Moix

Mateu Lahoz: "No estaba para pitar"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Fue el protagonista en el cierre de la temporada el pasado domingo en Son Moix. Mallorca y Rayo cerraban el curso en un partido en el que los bermellones buscaban su mejor clasificación (acabaron novenos) y el Rayo Vallecano apurar sus opciones de Conference League.

Pero a nadie se le escapa que era también un día especial en el fútbol español por el adiós de un árbitro que ha marcado con sus luces y sombras el arbitraje español. Su dejar hacer que favoreció el juego le dio fama, una fama que convirtió a un árbitro en un actor principal del juego, algo no tan positivo seguramente.

Era un día muy difícil para Mateu Lahoz, que ponía punto y final a su carrera en Son Moix. Mateu Lahoz ya había recibido el pasillo de honor en el anterior partido en Getafe, pero que iba a ser protagonista en la última jornada todo el mundo lo tenía claro. Faltaba por saber cuánto lo era, y lo fue mucho. Porque su despedida estuvo presente toda la tarde en el Estadio; desde media hora antes del partido cuando saltaban a calentar, el árbitro valenciano ya estuvo en la banda haciéndose fotos y abrazando emocionado a su familia.

Durante el partido se veía que no era un partido más para el colegiado, que le estaba resultando difícil pitar, hizo lo imposible por no amonestar, a pesar de alguna entrada brusca, nada grave. Mateu incluso estorbó en un tiro de Isi y dio un bote neutral ante el área, señal que no estaba muy concentrado.

Al final del encuentro, en medio de la celebración mallorquinista, llegó el protagonismo de Mateu Lahoz que acaparó focos. Tras pitar el final del partido, el colegiado se quedó encogido en el campo y respirando agitadamente, en estado de conmoción. Fue consolado uno a uno por los jugadores de Mallorca y Rayo que le animaban y daban palabras de aliento.

Despacio, muy despacio, el colegiado se fue aproximando a la banda donde los dos equipos formaron un pasillo de honor, completamente emocionado y entre lágrimas, para recibir el abrazo de sus hijos. Tras el partido y con la voz rota por la emoción, el colegiado reconocía que llevaba un par de días apenas sin dormir y que no estaba en las mejores condiciones para dirigir su último encuentro.

"Llevo dos días sin dormir, no sé lo que me ha pasado, nunca había estado tan nervioso. Estaba en la ducha y decía, no puede ser. Me temblaban las rodillas, al final del pasillo quería arrodillarme, luego he visto a mi familia. No sabía cómo darle las gracias a la gente. En el partido he sido incapaz de concentrarme, pido disculpas porque hoy no estaba para arbitrar" ha dicho en El Día Después de Movistar.

"Siempre me decían no me pitas ninguna Mateu, tienes algo contra mí, y yo decía pero si te besaría... pero me sacarían en El Día Después. A veces me dicen no has visto el pisotón, yo veía el caño, el regate, la gente lo tiene que saber, he disfrutado como un cerdo, me gusta el fútbol, no me gusta el arbitraje, el arbitraje es lo que me ha permitido estar cerca de gente a la que admiro, 32 años viviendo lo que he vivido, pues imagínate. Es indescriptible".

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