21 años de la derrota que hizo llorar al mallorquinismo

El 29 de Abril de 1998 el RCD Mallorca perdía por penaltis en la final de Copa del Rey ante el Barcelona

Mallorca 98

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Una de esas derrotas que son casi más recordadas que las victorias. Es la historia de la final de Mestalla, la final de la Copa del Rey que perdió el RCD Mallorca ante el FC Barcelona en los penaltis, tal día como este 29 de Abril. Se cumplen 21 años de la segunda final de Copa del Rey del RCD Mallorca.

Fue tanta la emotividad del momento que nadie podía admitir que se venía sin la Copa; una final que el Mallorca vio ganada con el penalti de Stankovic, en la que el equipo dirigido por Héctor Cúper aguantó de pie en inferioridad númerica (se quedó con nueve jugadores por las expulsiones de Mena y Romero), fue tanto el esfuerzo para llegar a los penaltis, e incluso tener alguna ocasión en las botas de Amato que hubiera impedido llegar a los penaltis, que nadie daba crédito a venirse de Valencia sin la Copa. 

"Hicimos todo para ganarla" dijo Héctor Cúper unas horas después en el aeropuerto todavía en estado de shock, sin poder creerse que se venían sin la Copa del Rey. Un esfuerzo titánico lleno de emoción por parte de los jugadores y de los 10.000 mallorquinistas en las gradas del viejo Mestalla. Quizá fue también el hecho de adelantarse en el marcador con gol de Stankovic, y aguantar en inferioridad tantos minutos, prórroga incluida, un esfuerzo titáncio.

Fue también una de las primeras oleadas masivas de seguidores bermellones después de años de Segunda División, millares de seguidores, familias enteras se desplazaron a Valencia, muchos de ellos en barco, y algunos de ellos entrando tarde al Estadio por el retraso en el barco y aplaudidos por todo el estadio. 

Fue especial porque aquel Mallorca recién ascendido a primera devolvía el orgullo a toda una isla, colocado en las primeras posiciones de la primera división y llegando a la segunda final de Copa de su historia. Fue especial porque era un equipo nuevo, recién formado, lleno de jugadores que con su comportamiento en el campo y el mando de Cúper devolvieron el orgullo de pertenencia a una afición que venía de años muy malos en segunda división. 

En la tanda de penaltis, un héroe sin premio, Carlos Roa. El portero internacional argentino paró dos penaltis y metió el suyo, era el guión perfecto para escribir la página más gloriosa de la historia del RCD Mallorca, y encima el lanzamiento decisivo en las botas de Jovan Stankovic, el seguro de vida, la zurda de oro en la que cualquier mallorquinista hubiera depositado toda su confianza. Era el guión perfecto, sí, pero el fútbol es pura imperfección como demostró aquella noche con gran crueldad para el Mallorca. 

Stankovic dirigió bien su lanzamiento pero se le fue un palmo a la izquierda del marco del holandés Hesp. Después éste mismo detendría el penalti decisivo a Eskurza. Y con ello una Copa del Rey que el Mallorca se adjudicaba ya moralmente se quedó en el Barcelona de Van Gaal y de Miguel Ángel Nadal, curiosamente el mejor jugador balear de la historia vestía de azulgrana aquel día. Cosas del fútbol, pura imperfección.

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