El problema de la vivienda en Baleares: "Duermen en el aeropuerto porque están más seguros y no pasan tanto frío como en la calle"
El problema de la vivienda se ha vuelto en una de las principales preocupaciones del ciudadano balear. Los precios desorbitados están obligando a centenares de ciudadanos a vivir en la calle al no poder hacer frente al alquiler de una habitación
Mallorca - Publicado el
2 min lectura
Existe en Palma, desde hace algo más de cinco años, la asociación Proyecto Encuentro, fundada en Madrid, en 2011, y posteriormente en Barcelona y Palma. Su presidenta, Flor Ruarte, acude semanalmente a distintos puntos de la ciudad con sus compañeros de la organización hacer un acompañamiento a todas esas personas sin techo que viven en Palma. Actualmente, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, más de 600 personas se encuentran sin hogar en Mallorca.
En declaraciones a Cope Mallorca, Ruarte, explica como intentan ayudar a centenares de personas que se encuentran en una situación límite: "Tenemos un compromiso con ellos de acompañamiento, por ello, les visitamos cada martes y pasamos momentos juntos. Después de tantos años, muchos de ellos ya se han convertido en amigos, ya que son numerosas las vivencias. También les acompañamos a los centros sanitarios cuando lo necesitan. Es un agradecimiento mutuo", ha afirmado.
CON TRABAJO, PERO SIN HOGAR
El problema de la vivienda se ha vuelto en una de las principales preocupaciones del ciudadano balear. Los precios desorbitados están obligando a centenares de ciudadanos a vivir en la calle al no poder hacer frente a un alquiler de una habitación: "Tenemos casos de gente trabajando y que está durmiendo en la calle. Sus salarios no son lo suficientemente altos para alquilar una habitación y se ven obligados a vivir en la ciudad. Es un cambio de tendencia que se está produciendo en los últimos años y vemos que cada vez va a más. Es muy preocupante. Necesitamos voluntarios y muchas manos para intentar ayudar y conseguir hacer su día a día un poco mejor", ha admitido.
VISITAS AL AEROPUERTO
La primera toma de contacto suele ser la más complicada.
Por este motivo, para romper el hielo, la asociación suele llevarles comida para intentar iniciar un vínculo adecuado entre ambas parte: "Le compramos algo rico y a partir de ahí se va estableciendo un vínculo con esa persona. Por ejemplo, la ruta del aeropuerto también la hacemos de forma semanal. Allí sí que tienen mucha más seguridad, están más calentitos y nos se producen episodios violentos o de robos como si sucede en algunos casos en la calle. El perfil es de un hombre de unos 45 a 65 años, migrantes, pero también vemos algunos casos de ciudadanos españoles. Muchas de las personas a las que ayudamos no tienen con quién hablar durante la semana, y esperan que llegue el martes para poder estar con nosotros y sentirse arropados", ha concluido.