Decálogo para ganar la batalla a los piojos en esta vuelta al cole
Es previsible que la supresión de la distancia social y otras medidas anticovid en los colegios genere nuevos casos de pediculosis en las aulas, tras dos años de baja incidencia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Tras más de dos años de pandemia en los que la incidencia de la pediculosis se ha reducido considerablemente, es previsible que, con la supresión de las medidas de distanciamiento social y de los grupos burbuja en los centros escolares, se incrementen los casos de piojos.
Según el IX Estudio CinfaSalud: “Percepción y hábitos de los padres y madres españoles ante la pediculosis”, realizado en 2019 y avalado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), cuatro de cada diez niños y niñas riojanos de entre 3 y 12 años (38,4%) tuvieron piojos alguna vez en los tres años anteriores a la pandemia de covid-19.
Como explica Julio Maset, médico de Cinfa, “ahora que las circunstancias sociales y sanitarias vuelven a ser las habituales de las de la época precovid, la pediculosis o infestación del cuero cabelludo y pelo por piojos va a volver a constituir un problema de salud de alta incidencia en las aulas y hogares españoles, ya que es de esperar que los niños y niñas tengan de nuevo un comportamiento de mayor contacto entre ellos. Y ese contacto directo cabeza con cabeza es la principal vía de contagio de los piojos. De hecho, se trata de una de las afecciones más contagiosas, junto al resfriado, por lo que es lógico pensar que su propagación aumentará este curso”.
La investigación de Cinfa y SEFAC se basa en un cuestionario online realizado a una muestra representativa de 3.072 padres y madres españoles con hijos e hijas de 3 a 12 años escolarizados -4.204 niños y niñas-, residentes en todas las comunidades autónomas. El estudio confirma, además, que, en nuestro país, la pediculosis es más frecuente en las niñas, ya que seis de cada diez (55,8%) tuvieron piojos en los tres años previos a la pandemia, frente a la mitad de los niños (47,5%). “Este hecho se explica porque el cabello largo supone una mayor superficie de transmisión para los parásitos y porque, entre las niñas, son más habituales los juegos de cercanía y son más proclives a compartir artículos de pelo”, afirma Julio Maset.
La incidencia de estos parásitos en los escolares de 6 o más años es también significativamente mayor, ya que, como revela la investigación de Cinfa, este problema lo ha padecido el 55,7% de los niños y niñas de 10 a 12 años y el 52,8% de los que tienen de 6 a 9 años, frente al 42,9% de los más pequeños (de 3 a 5 años).
En La Rioja, nueve de cada diez (92%) familias creen que sus hijos o hijas se contagiaron de piojos en el colegio, aunque el 8% piensa que pudieron contraerlos en la piscina. El 4% opina que pasó en actividades extraescolares, en el entorno familiar o en otro lugar sin precisar (también 4% en ambos casos).
El picor, signo de contagio más frecuente
Como aclara Ana Molinero, vicepresidenta 1ª de SEFAC, “aunque es muy molesto, el Pediculus Humanus Capitis o piojo humano de la cabeza no transmite enfermedades, por lo que no constituye un peligro para la salud. De hecho, la pediculosis no siempre produce síntomas. Si los hay, el más frecuente es el picor y la necesidad de rascarse, lo que puede llegar a provocar lesiones en el cuero cabelludo de los niños”. De hecho, dos de cada tres familias riojanas (64%) detectan la pediculosis por el prurito (picor) que tienen sus hijos en la cabeza, aunque más de la mitad (56%) ve los piojos en el cabello de sus hijos cuando les peinan, lavan o revisan la cabeza.
Otros posibles síntomas son las lesiones en el cuello o tras las orejas -las zonas óptimas para el desarrollo de estos parásitos- o el hecho de que los niños duerman mal, lo que puede ocurrir debido al picor, pero los progenitores riojanos encuestados en ningún caso han referido estas señales.
La pediculosis afecta psicológicamente tanto a los niños como a sus padres
El estudio muestra también que, más allá de los síntomas físicos, el impacto psicológico de este problema es considerable, ya que dos de cada diez padres y madres de La Rioja (20%) creen que tener piojos afecta emocionalmente a sus hijos y el 40% siente que les afecta a ellos directamente -lo que supone el doble-.
Esta afectación emocional se da más en madres, en los progenitores más jóvenes y en familias con niñas o hijos/as más pequeños. Según Julio Maset, médico de Cinfa, “esto pone en evidencia la necesidad de normalizar la pediculosis en la sociedad como un problema más de salud, fácilmente atajable y en absoluto vinculado al pelo sucio, para ahorrar angustias innecesarias”.
En nuestro país, la mayor preocupación de los padres y madres españoles ante los piojos es el picor y las molestias que estos generan (35,2%), seguida de la posibilidad de que pueda contagiarse el resto de la familia (17,3%). Otras inquietudes son el riesgo de transmisión de enfermedades (16,9%) -pese a que los piojos no son transmisores de patologías-, el “jaleo” que implica el tratamiento (14,4%), la repulsa que generan los piojos (8,5%) y el estigma que el tener estos parásitos pueda suponer para sus hijas e hijos (7,6%).
“Como confirma la investigación, la desinformación y las falsas creencias acerca de la pediculosis siguen estando muy extendidas. Por ejemplo, uno de cada cuatro progenitores con niños en edad escolar (24,7%) sigue creyendo que los piojos están relacionados con una falta de higiene, lo que lleva a algunos padres y madres a temer que traten a sus hijos de diferente manera por tener piojos. Este miedo al estigma y la vergüenza es, de hecho, uno de los principales motivos que conduce a los progenitores a no cumplir con la responsabilidad de notificar al colegio que sus hijos tienen piojos, lo cual aumenta la gravedad de un problema que, bien gestionado, podría solucionarse rápida y eficazmente”, explica Ana Molinero.
En concreto, uno de cada diez (13,3%) progenitores de nuestro país no avisa al colegio cuando sus hijos tienen piojos, a pesar de que siempre debe hacerse. La razón para ello, en uno de cada tres casos (29,9%), es la vergüenza y el miedo al estigma social provocado por la pediculosis.
En la comunidad riojana, todas las familias aseguran notificar al centro escolar la presencia de los parásitos. Pero relacionar la pediculosis con la falta de higiene no es el único falso mito en torno a los piojos. Por ejemplo, la mitad de los progenitores españoles con niños en edad escolar sigue pensando que vuelan de una cabeza a otra (55%) o que las mascotas contagian piojos (47%). Además, uno de cada tres (29,2%) opina que el mejor remedio para eliminar los piojos es cortar el pelo, algo que, si bien puede facilitar la aplicación del tratamiento, no es necesario y puede generar un mayor trastorno psicológico a algunos niños.
Se trata, en todos los casos, de creencias erróneas. Solo el 16,7% de las familias riojanas que aplican un tratamiento pediculicida lo hace correctamente De acuerdo a la investigación, en La Rioja, nueve de cada diez familias (96%) aplican un tratamiento pediculicida para eliminar los piojos y también el 91,7% cree que fue eficaz. Sin embargo, el estudio revela que solo el 16,7% lleva a cabo el tratamiento correctamente, ya que el resto no aplica el conjunto de medidas necesarias para garantizar su efectividad: seguir las instrucciones del fabricante, peinar mechón a mechón con la lendrera, no usar secador, seguir pasando la lendrera en las dos semanas siguientes y verificar a los siete días si todavía hay parásitos, en cuyo caso habría que reaplicar el tratamiento.
“Los datos revelan que las infestaciones de piojos son ahora más frecuentes y difíciles de tratar debido a un incremento de las resistencias, generadas, la mayor parte de las veces, por una incorrecta aplicación del producto. Por tanto, poner a disposición de los padres y madres información completa y veraz sobre qué es la pediculosis y cómo tratarla es necesario para evitar que este problema de salud siga aumentando su complejidad”, sostiene el experto de Cinfa.
¿Cómo ganar la batalla a los piojos? Decálogo para padres y madres
1. Conoced bien a vuestro enemigo.
Para eliminar los piojos de una manera eficaz, es necesario, en primer lugar, desterrar los falsos mitos en torno a ellos. Sobre todo, es importante saber que estos parásitos no vuelan ni saltan, sino que se desplazan rápidamente de un pelo a otro, lo que explica su gran capacidad de contagio por contacto entre cabezas. También hay que recordar que su presencia no está relacionada con una higiene deficiente, sino que puede afectar a cualquier persona de cualquier estrato social o económico.
2. Ante todo, precaución.
Si se notifican casos en vuestro entorno, tomad las medidas preventivas necesarias para mantener los piojos lejos de las cabezas de vuestros hijos: revisad su cabello con una lendrera regularmente, usad repelente y concienciadles de la necesidad de evitar el contacto de cabeza con cabeza y de intercambiar prendas u objetos personales que hayan podido estar en contacto con el pelo.
3. Aprended a pasar la lendrera correctamente.
Se trata de una herramienta muy eficaz tanto para diagnosticar como para eliminar los parásitos, pero su uso requiere ser sistemático, ya que ha de pasarse mechón a mechón y de abajo arriba, haciendo especial hincapié en la nuca y detrás de las orejas, así como en la zona del cabello a tres o cuatro milímetros de la raíz. Antes de empezar, poneos cómodos, colocad un paño blanco sobre los hombros del niño y aseguraos de tener una buena iluminación.
4. Si confirmáis que hay piojos, avisad al colegio.
Una advertencia a tiempo puede evitar que otros niños se infesten y el ciclo vuelva a comenzar. Por este motivo, los padres y madres han de asumir sin dilación su responsabilidad de informar a los maestros, monitores u otros educadores de la presencia de piojos en su hogar, para que a su vez alerten al resto de alumnos.
5. Elegid el tratamiento adecuado.
Acudid a la farmacia para conseguir un tratamiento pediculicida. Si no tenéis claro cuál es el más adecuado para vuestro hijo o hija, consultad al farmacéutico la mejor opción en su caso. También puede ser necesario pedir consejo al pediatra si sufre dolencias dermatológicas o asma (casos en los que debería evitarse el uso de espráis) o tiene menos de 2 años. Si la revisión con lendrera no ha confirmado la infestación, recurrid a un repelente, pero nunca a un pediculicida.
6. No confiéis en tratamientos caseros.
Por una parte, la eficacia pediculicida de sustancias como la mayonesa, el aceite de oliva, la mantequilla, o la vaselina es nula o no está demostrada. Por otra, otros remedios como el alcohol o el queroseno, además de irritar el cuero cabelludo, son tóxicos, inflamables y, por tanto, peligrosos. En el caso del vinagre, puede ayudar a despegar las liendres, pero por sí solo no es capaz de matar al piojo y, en concentraciones altas, también puede irritar el cuero cabelludo.
7. Seguid al pie de la letra las instrucciones del fabricante cuando uséis el pediculicida.
Una vez aplicado sobre el cabello seco, pasad la lendrera para retirar los piojos muertos y las liendres y, después, lavad la cabeza con el champú habitual y aclarad. Recordad que solo se han de tratar con pediculicida los miembros de la familia que se encuentren infestados. Para el resto, está indicado el repelente.
8. No utilicéis secadores.
Tras el aclarado, dejad que el pelo se seque al aire libre, nunca con secador, ya que el calor inactiva el efecto insecticida residual del producto y este pierde eficacia.
9. Extremad la higiene en casa.
Cuando alguien en casa ha tenido piojos, los peines o cepillos deben ser lavados con pediculicidas o hervidos en agua. La ropa -incluida la de cama- y las toallas u otras prendas que haya usado la persona con piojos durante los dos días anteriores se han de lavar con agua caliente (60ºC) y/o secarse en la secadora a la máxima temperatura posible. Lo que no pueda limpiarse o lavarse adecuadamente, se debe guardar en una bolsa de plástico sellada durante al menos una semana. También ha de pasarse el aspirador por el suelo y los muebles, pero no es necesario fumigar el hogar o usar aerosoles con insecticidas.
10. No bajéis la guardia en los días posteriores.
Durante las dos semanas siguientes al tratamiento pediculicida, volved a revisar con la lendrera la cabeza de vuestro hijo o hija a días alternos o, incluso, diariamente. Si a los siete días seguís detectando piojos o liendres, será necesario reaplicar el pediculicida. Posteriormente, es recomendable realizar exámenes visuales cada dos o tres semanas, hasta asegurarse de que todos los piojos y liendres han muerto. También será necesario repetir las medidas preventivas como revisar la cabeza de toda la familia.