Cuidado con la factura del café: el bar de Logroño que ya cobra por este detalle
Esta anécdota ya ha adquirido el matiz de viral y tiene una llamativa explicación
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En la ciudad de Logroño, existe una cafetería que generaba un auténtico revuelo a través de redes sociales. La cafetería en cuestión se llama Avenida de Logroño y le dejó una nota a un cliente en un ticket que no ha dejado indiferente a nadie.
La etiqueta reflejaba dos cobros: por una parte, uno de 1,20 por un café con leche de soja, sin espuma y con sacarina. Sin embargo, hay otro cargo de 20 céntimos más por "técnicas adivinatorias aplicadas al café".
Esta anécdota adquiría el matiz de viral y tiene una explicación. Alberto Álvarez, más conocido como Pizarrín es el dueño del local y la persona que ha publicado este ticket. Su establecimiento ya alcanzó un reconocimiento por añadir en los pagos descuentos a personas feas. El problema, decía Alberto, es que ahora "se ha complicado el tema de la fealdad porque con las mascarillas todo el mundo es guapo".
Hace escasos meses, acudía a la cafetería que regenta Alberto una persona dubitativa, que no sabía que pedirse. Por eso, el dueño que ha dicho que si adivinaba finalmente lo que quería le cobraba una pequeña comisión.
El cliente ha querido participar en el juego y ha ganado Alberto. Por eso, como se puede leer en la cuenta, el cargo ha ido directo al bote: "Somos una cafetería familiar y al final los clientes son más amigos que otra cosa. Con el cachondeo te dicen 'si al final vas a tener que cobrar por adivino' y le he puesto el cargo en el ticket y se lo he dado".
Respecto a la repercusión que está teniendo ha indicado que se ha quedado un poco "alucinado" y ha tenido tiempo de responder a las críticas por el cobro. Una persona le decía que era ilegal hacerlo. "Ya le he respondido que no se preocupe que le haremos el descuento por feo y así le anulamos el cargo".
¿Cuál es su secreto para mantener esta situación con una sonrisa pese a la pandemia?
El local lleva abierto 18 años y, como muchísimos bares en nuestro país, han sufrido la pandemia. Pero Alberto trata de llevar la situación con una sonrisa.
"Nos hemos ido adaptando como todo el mundo. Cuando ha habido que cerrar, porque lo importante son los clientes, porque si fallecen no tenemos clientes, y no tenemos negocio. Adaptándonos y una vez que hemos venido intentando poner toda la seguridad posible", ha asegurado el dueño de esta cafetería. Además añadía que "al final, más que clientes tenemos amigos y poco a poco con el uso de la terraza más tarde o más temprano volveremos a funcionar. Apretándonos entre todos el cinturón pero con alegría. Otra cosa no, pero humor no nos falta".