Los vecinos del casco antiguo respetan el ocio pero piden que se cumpla la normativa contra el ruido

El ruido en las calles de Logroño vuelve a ser un problema encima de la mesa del Ayuntamiento. El Gobierno local busca una estrategia para implementar medidas que reduzcan la contaminación acústica en la ciudad. Unas medidas que buscan que el conocido sonido de la noche logroñesa se reduzca.

Los puntos calientes de la contaminación acústica están, sobre todo, en el casco histórico, donde se juntan calles estrechas con locales de ocio nocturno que cierran hasta tarde y una gran aglomeración de personas. Son más de 5 mil los vecinos que cada fin de semana, a partir del jueves por las fiestas universitarias, sufren los estragos del ruido: el insomnio. Desde el Ayuntamiento aseguran que pondrán el foco en los ruidos mediante audiómetros y en el cumplimiento de la normativa con respecto a los horarios.

Alfredo Iturriaga es vecino del casco histórico de Logroño y Secretario de la Asociación de Vecinos Centro Histórico de Logroño. Asegura que el problema no es nuevo, pero año a año, sí es más grave: “En los últimos tiempos ha ido a más”. Alfredo lo achaca “quizás a las despedidas de soltero, Logroño está un poco de moda y está viniendo mucha más gente”. Cuanta más gente, más ruido.

"Cumplir la normativa contra el ruido"

Desde la Asociación saben que no se puede echar a los bares ni evitar que haya fiestas los fines de semana, pero pide más presencia policial y la implementación de medidas para que no haya manga ancha con los horarios: “que se cumplan las normas, que si un establecimiento tiene que cerrar a las 3 de la mañana, pues poder descansar a las 3 de la mañana. Pero si un local se queda un rato más abierto y otro se pone a sacar las botellas al contenedor y haciendo ruido...”.

Asegura además que “si una persona está esperando a que den las 3 de la mañana para, por fin, dormir, encontrarse con eso pues va muy mal”.

Las soluciones no son claras, el Ayuntamiento trabaja con audiómetros y con más presencia policial, Alfredo asegura que no quiere “llenar el centro de policía” pero “con una patrulla fina en la calle Sagasta se podría resolver el problema”.

No solo por el ruido, también, asegura, el jaleo supone “mucho movimiento”. “Si una persona quiere llevar a su hijo al médico o necesita salir de madrugada, se encuentra la calle llena de gente que le golpea el coche y no le dejan pasar”.