Lo que debes saber de la peligrosa procesionaria para los niños y mortal en animales que alerta en España
Todo lo que tienes que conocer de la peligrosa procesionaria sobre todo para los niños y mortal en animales que pone en alerta a España en primavera

Lo que debes saber de la peligrosa procesionaria para los niños y mortal en animales que alerta en España
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El cambio climático ha provocado también que la procesionaria campe a sus anchas mucho antes de lo habitual. Las altas temperaturas de la semana pasada han despertado de su letargo a estas orugas que caminan unas tras otras, en forma de procesión, y que bajan de los pinos.
Puede afectar a perros o gatos pero lo cierto es que los gatos son más recelosos y son los perros los que intentan tocar y jugar con estas orugas. Y también tiene consecuencias en los humanos.
José Antonio Carrillo, director de Vetersalud Asís Logroño, nos explica qué hacer en caso de que nuestros animales de compañía hayan tenido contacto con procesionaria:

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Párpados hinchados, inflamación del hocico y de la lengua, les pica, les duele y observamos un babeo exagerado, éstos son los primeros síntomas ante los que hay que actuar de forma muy rápida. Y es que, que las consecuencias pueden ser muy graves.
La procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) es una oruga muy peligrosa para nuestros perros, ya que el simple contacto con ella puede provocar una urgencia veterinaria. En los casos más graves, cuando hablamos de la ingestión del insecto o del contacto directo con las mucosas, podemos estar ante un cuadro severo, que puede llegar a causar el fallecimiento del animal. No hay tiempo que perder, el animal puede perder la vida en unas tres horas o cuatro horas.

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La sustancia que provoca estas consecuencias se encuentra en los pelillos de estas orugas así que el simple contacto puede provocar consecuencias indeseadas. Lo mejor es evitar las zonas con pinos a la hora de dar un paseo.
En cuanto a los humanos, hay que tener especial precaución con los niños que también son muy proclives a tocar estas orugas. Tienes que saber que, tras el contacto con la oruga aparece una urticaria (erupción habonosa), con o sin angioedema (hinchazón); o una dermatitis papulosa. Ambas causan mucho picor y se localizan preferentemente en el cuello y en las extremidades. En los niños, las lesiones suelen presentarse en las palmas de las manos y los espacios interdigitales. A veces, el paciente no ha sido consciente de este contacto con el insecto, pero si aparecen estos síntomas, y en las 24 horas previas se ha estado en una zona con pinos infestada de orugas, tiene muchas posibilidades de que haya entrado en contacto con los pelillos de este animal.
Lo primero que hay que hacer es lavar la zona afectada con agua fría para retirar los pelos que hayan podido quedar pegados. Una vez que aparecen los síntomas el tratamiento es meramente sintomático: antihistamínicos orales para controlar el prurito (picor) y corticoides tópicos para las lesiones eccematosas y de dermatitis papulosa. En casos extensos o rebeldes pueden emplearse corticoides orales. En la medida de lo posible hay que evitar el rascado, porque aumenta la sintomatología al clavar y rozar las espículas de la oruga en la piel o en las mucosas. Si se produce una reacción alérgica, es importante acudir al médico con urgencia para obtener un diagnóstico precoz y un tratamiento inmediato con adrenalina además de corticoides y antihistamínicos.
La urticaria no se produce únicamente por contacto. Si la oruga procesionaria se siente amenazada también puede desprenderse de sus pelos venenosos y por el aire llegar a la piel de las personas. El resultado puede ser, en casos extremos, sufrir dermatitis, asfixia o rinitis.
Las orugas pueden crecer hasta los cinco centímetros y su característica forma de moverse hace que sean fáciles de reconocer: se mueven en procesión, es decir, que las orugas van una tras otra. Desde lejos puede llegar a confundirse con una serpiente. Abandonan la crisálida entre marzo y junio, a veces antes, dependiendo de la temperatura, para ir en busca de comida. Después de esto se entierran en el suelo para pasar la fase de pupa. Está claro que las altas temperaturas de la pasada semana les han despertado de su letargo invernal.