Antoñanzas propone una residencia de estudiantes y un albergue juvenil en el antiguo convento de Madre de Dios
El candidato a la Alcaldía de Logroño por la coalición Partido Riojano+España Vaciada ve la oportunidad de contar con un alojamiento próximo a la Universidad de La Rioja
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El candidato a la Alcaldía de Logroño por la coalición Partido Riojano+España Vaciada, Rubén Antoñanzas, propone convertir el antiguo convento de Madre de Dios en una residencia para estudiantes y albergue juvenil por su cercanía con la Universidad. Lo que era la iglesia seguiría funcionando como centro cívico del barrio.
La estimación del coste del proyecto podría rondar los 5 millones de euros y vendrían de Fondos Europeos.
Antoñanzas también plantea reservar unas plazas en la residencia para alumnos de grado de Acondicionamiento Físico y otros deportistas que requieren determinados horarios, alimentación y ejercicios.
También derivado del contacto con los numerosos eventos deportivos que acoge Logroño, el proyecto de la coalición PR+E contempla destinar una parte del edificio a albergue juvenil, con habitaciones más amplias y espacios comunes. “Durante los fines de semana y sobre todo en periodos de vacaciones escolares sería muy útil disponer de una infraestructura para albergar a equipos que vienen a competir y que en algunas ocasiones han tenido que alojarse fuera de nuestra ciudad por no tener suficientes plazas para cubrir la demanda. Un problema con el que me he encontrado a menudo en el ámbito del deporte pero que me consta que también se les plantea a otros colectivos y asociaciones de carácter social que requiere de espacios para sus concentraciones”.
La intervención en el complejo del que fuera Monasterio en el siglo XVI, aunque escasos vestigios queden de aquello, es especialmente ilusionante para Rubén Antoñanzas. El candidato de Partido Riojano+España Vaciada ha recordado la campaña que lideró hace unos años desde la Asociación de Vecinos de Madre de Dios, junto a otras asociaciones del barrio, hasta conseguir que la iglesia y las dotaciones que le rodean ofrecieran un servicio para la zona.
En aquél momento se gestionó como un centro cívico, tras conseguir con un gran esfuerzo que dispusiera de servicios básicos como agua y electricidad, y se desarrollaron actuaciones incluso en el patio, como el trueque de libros y otros objetos.