La curiosa razón por la que el cronómetro en el tiempo añadido no se para en El Sadar: "Lo tienen por escrito"

El Estadio de El Sadar, cuando llega el descuento se ve en el videomarcador el tiempo que queda

El Sadar
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Este es el motivo por el que en El Sadar se pone en el videomarcador el tiempo añadido

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

5 min lectura

El partido en El Sadar entre Osasuna y Athletic dejó una anécdota por el videomarcador antes de que el colegiado pitara el descanso del encuentro. Durante la narración en Tiempo de Juego, Dani Blanquez apuntó algo curioso sobre lo que pasa en El Sadar al llegar el tiempo añadido.

Blanquez explicaba que "el marcador de El Sadar es de los pocos que una vez llega al cuarenta y cinco sigue corriendo. Que eso de cara al público. No veas lo que se agradece. De los pocos en los que he estado".

A lo que respondía Pedro Martín en Tiempo de Juego que "en principio está recomendado que cuando llegue al cuarenta y cinco se pare". Y explicaban que así era la norma para tratar de quitar presión al árbitro.

En ese momento, desde el Club Atlético Osasuna, que estaban escuchando Tiempo de Juego, envían un mensaje explicando el motivo por el que en El Sadar se pone el tiempo añadido que queda para el final del partido. Y lo leyeron en directo: "me dicen que lo de poner el tiempo añadido en el marcador es algo que lo consultaron, y lo tienen por escrito, con la liga y la Real Federación Española de Fútbol, que les dejan"

A lo que Paco González concluyó con un "gracias a lo que nos están escuchando ahí. Un beso para ellos" en referencia al Club Atlético Osasuna.

LA REFORMA DE EL SADAR

La Reforma de El Sadar: Un Proyecto Participativo para el Futuro de Osasuna.

El estadio El Sadar, que ha sido durante más de medio siglo el alma y el corazón del osasunismo, necesitaba una renovación profunda. A lo largo de los años, el paso del tiempo y la evolución de las normativas habían revelado una serie de deficiencias insalvables en sus instalaciones. Uno de los principales problemas era la falta de licencia de actividad, ya que el estadio no cumplía con la legislación vigente en materia de seguridad. Además, LaLiga exigió una nueva instalación de iluminación para satisfacer las necesidades televisivas, lo que requería la sustitución de la antigua cubierta, incapaz de soportar el peso adicional de las nuevas luces y sus pasarelas de trabajo.

El Club Atlético Osasuna, ante la necesidad de acometer una reforma básica para cumplir con la normativa, se encontró con un coste estimado de 8,5 millones de euros. A esto se sumó una deuda adicional de 1,5 millones de euros con Hacienda debido a que no se alcanzó el gasto comprometido de 15 millones en reformas antes de 2020. Sin embargo, la junta directiva, liderada por el presidente Luis Sabalza, vio en esta necesidad una oportunidad para algo más grande: la posibilidad de realizar una reforma integral que ampliase la capacidad del estadio y mejorara la experiencia de los aficionados. Así, El Sadar no solo cumpliría con los requisitos legales, sino que se transformaría en un estadio más moderno y accesible para los miles de socios y seguidores de Osasuna.

El 4 de julio de 2018, en una rueda de prensa histórica, Sabalza presentó el proyecto de reforma integral y anunció que este sería el primer proceso participativo de la historia del fútbol profesional. Por primera vez, los socios del club tendrían voz y voto en la toma de decisiones sobre el futuro de su estadio. Así, los aficionados no solo decidirían si preferían una reforma básica o integral, sino también el tipo de reforma integral que se llevaría a cabo, en caso de que la opción más ambiciosa fuera la más votada.

En esa misma rueda de prensa, el Club Atlético Osasuna lanzó un concurso de arquitectura para la presentación de proyectos de reforma integral. Este concurso tenía una característica distintiva: las propuestas debían ajustarse a la modalidad llave en mano y contaban con un presupuesto máximo de 16 millones de euros. Para garantizar la calidad y viabilidad de las propuestas, todas las presentaciones debían contar con el respaldo de una constructora avalada. Un comité técnico compuesto por profesionales de reconocido prestigio, junto con técnicos del Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona, fue el encargado de evaluar los proyectos.

Además del concurso de arquitectura, el club se comprometió a mantener informados a todos los socios a lo largo del proceso. Para ello, se habilitó una página web exclusiva dedicada a la reforma de El Sadar, en la que los socios podían consultar detalles sobre los proyectos presentados. También se abrió un buzón en el que los aficionados pudieron dejar sus sugerencias, las cuales fueron tomadas en cuenta por los estudios de arquitectura en la fase de diseño. De esta manera, el Club Atlético Osasuna garantizó que los socios estuvieran plenamente involucrados en cada etapa del proyecto, recibiendo además información detallada a través de dossieres enviados a sus correos electrónicos.

La propuesta de llevar a cabo una reforma integral del estadio, que permitiría ampliar su aforo y modernizar las instalaciones, fue recibida con entusiasmo por muchos socios. El Sadar se había quedado pequeño para la creciente demanda de entradas en los partidos más importantes, y la renovación prometía mejorar la comodidad y accesibilidad para todos los asistentes. Las nuevas tribunas, la mejora de los accesos y las instalaciones de hospitalidad serían algunos de los aspectos que transformarían El Sadar en un estadio más moderno y acorde con las exigencias del fútbol actual.

Con la participación activa de los socios y la supervisión de un comité de expertos, la reforma de El Sadar no solo se concebía como una mejora estética y funcional, sino también como una apuesta por el futuro del club. La modernización de las infraestructuras no solo potenciaría la experiencia de los aficionados, sino que también podría contribuir al crecimiento económico de Osasuna, al permitirle aumentar sus ingresos por taquilla y otros servicios asociados.

El proceso participativo para decidir la reforma de El Sadar marcó un hito en la historia del fútbol español. Los socios no solo participaron en la elección del tipo de reforma, sino también en la creación de un estadio que reflejaría el sentimiento y la historia de Osasuna, mientras se proyectaba hacia el futuro con un espacio moderno, accesible y sostenible. Este enfoque no solo fortaleció la relación entre el club y su base social, sino que consolidó a El Sadar como un símbolo de la unión entre el equipo y su afición.

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