HISTORIA DE PAMPLONA

Historia y curiosidades del tren Plazaola que llevó pasajeros de Pamplona a San Sebastián

Había coches de viajeros de primera, segunda y tercera clase. En 1914 el precio del billete era de 14,30, 10,75 y 7,10 pesetas, respectivamente

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Juan Echenique cuenta la historia del tren Plazaola que llevó pasajeros de Pamplona a San Sebastián

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Juan Echenique, autor de "Secretos de Pamplona", explica la historia del Plazaola, el tren que llevaba pasajeros desde Pamplona hasta San Sebastián.

Aquella primera estación del Plazaola, la más modesta de todo el recorrido, era provisional… ¡y duró casi 35 años!

El Plazaola

Tren que desde 1914 hasta 1953 trasladó a los pasajeros desde Pamplona hasta San Sebastián. En realidad su recorrido era Pamplona-Lasarte y allí enganchaba con la línea Bilbao-San Sebastián para llegar hasta la estación de Amara.

Su origen fue un modesto tren minero cuyo fin era transportar el hierro de las minas de Plazaola hasta la estación de Andoain. Como el Irati, cuyo origen era transportar la madera desde Ecay hasta Pamplona.

Fue necesario construir 37 puentes y 67 túneles

Enseguida se le concedió la autorización para transportar pasajeros, así que desde 1905 recorría aquellos apenas 20 kilómetros, desde Plazaola, en el término de Berástegui, hasta Andoain. Pero su vocación desde el principio era unir Pamplona con San Sebastián.

La Sociedad Minera Guipuzcoana, que gestionaba el Plazaola desde 1906 -tras la suspensión de pagos de la Sociedad Anónima Leizarán- se puso manos a la obra y logró la adjudicación para prolongar la línea por un lado (Plazaola) hasta Pamplona -56 kms.- y por otro (Andoain) hasta Lasarte -8 kms.-

La obra fue un auténtico desafío para la época, ya que fue necesario construir túneles, puentes, viaductos y muros de contención, dado lo abrupto y sinuoso del recorrido. En total 37 puentes y 67 túneles.

En 1813 se hicieron las primeras pruebas y un año después, el 19 de enero de 1914, se celebró la inauguración: a las 9:00 de la mañana partieron dos trenes, uno de Pamplona y otro de San Sebastián, que se encontraron en Uitzi, dos horas después. Ahí se unieron en un solo tren, que se desplazó hasta Pamplona.

En San Fermín y Semana Grande se ponían en funcionamiento más vagones (hasta diez)

La prensa de la época nos cuenta: “El gentío era numeroso a ambos lados de las líneas. Las villas y aldeas del trayecto rompían en manifestaciones de alegría y entusiasmo al paso del tren. Chicos y grandes esperaban al convoy y lo aclamaban como a un monstruo divino. Multitud de banderas adornaban la estación de Pamplona”.

Y seguía: “Fue imposible contener el gentío que se precipitó para presenciar lo más cómodamente posible la entrada del tren inaugural. De todos los pechos brotaban ensordecedores vivas al ritmo de la marca militar del Regimiento de América”.

A las cuatro y media de la tarde ese tren se desplazó desde Pamplona hasta San Sebastián, donde se repitió el recibimiento con cohetes y pasodobles. Era un tren que llamaba la atención porque hasta entonces (Estación del Norte) eran viejos e incómodos.

A lo largo del recorrido había pasos a nivel sin barreras, en los que se colocaba un cartel que decía: “Ojo al tren, paso sin guarda”.

El tren salía de la estación -que estaba en el solar que hoy ocupa el edificio de UGT y CCOO (entre la calle Tudela y la avenida de Zaragoza)-, rodeaba la Vuelta del Castillo y las huertas de Iturrama y San Juan, seguía por la Biurdana, la avenida de Guipúzcoa, los campos y huertas de la Rochapea, hasta llegar a la estación de Pamplona (Empalme).

Y a partir de ahí, continuaba por Aizoain, Sarasa, Gulina, Irurzun, Latasa, Lekunberri, Uitzi, Leiza, Plazaola, Ameraun, Olloqui, Andoain, Lasarte, Añorga y, finalmente, San Sebastián.

A lo largo del recorrido había pasos a nivel sin barreras, en los que se colocaba un cartel que decía: “Ojo al tren, paso sin guarda”. En Pamplona había tres pasos, que se accionaban mediante una manivela, y que estaban en la carretera a Estella -actual avenida de Pío XII-, la Biurdana y la Granja Provincial. Este trabajo lo hacían mujeres de ferroviarios.

Muy pronto se sustituyó la tracción a vapor, muy costosa, por la tracción diesel. El humo y el hollín eran compañeros de viaje y se decía que los viajeros se montaban blancos y llegaban negros. Así que en 1927 se adquirieron motores de gasóil.

Aquella primera estación del Plazaola, la más modesta de todo el recorrido, era provisional… ¡y duró casi 35 años! Inicialmente estaba fuera del recinto amurallado, pero a partir de 1920 -y hasta 1948, año en que fue demolida- fue rodeada por decenas de casas.

Lo mismo ocurría con las cocheras de El Irati, en la actual avenida de la Baja Navarra, así que el Ayuntamiento negoció con ambas compañías y les propuso construir una nueva estación, común para ambos ferrocarriles.

Así se hizo y el lugar elegido fue la avenida de Conde Oliveto, en el lugar que hoy ocupa el Servicio Navarro de Salud. El Plazaola comenzó a utilizar la estación en 1948 y el Irati, dos años después.

Sin embargo, la pujanza del automóvil provocó que aquella estación tuviera una corta vida, ya que el Plazaola cesó sus servicios en octubre de 1953 y el Irati, en diciembre de 1955. Curiosamente aquella estación, en desuso, se mantuvo ahí hasta su derribo, en 1973.

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