TURISMO

Parque Fluvial del Arga IV

Patxi Pérez sigue con el repaso del Arga desde el barrio de la Rochapea hasta el Puente de Miluce

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Parque fluvial del Arga IV

Fermín Astráin

Pamplona - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Contiuamos nuestro recorrido por el Parque Fluvial del Arga con Patxi Pérez. El otro día acabamos en el puente de San Pedro. Pente que es casi con toda probabilidad el más antiguo de Pamplona, hoy seguimos nuestro recorrido.

Dejamos atrás el puente de San Pedro y antes de llegar al de la Rochapea o de los Curtidores, pasamos por el parque de la Runa, también conocido como el lugar donde ponen las barracas desde hace unos años.

Antes de toda la reurbanización llevada a cabo en la Rochapea, que es la zona más antigua de la ciudad junto al casco viejo, era conocida como Jus la Rocha nombre de procedencia occitana y que significa bajo la roca por encontrarse bajo la torre que se levantaba en donde hoy está el Museo de Navarra y que era llamada Torre de la Roca, el pueblo lo vasconizó añadiendo el sufijo ea, “debajo de”.

Toda esta zona era un compendio de huertas, no se sabe desde cuando los hortelanos pamploneses, decidieron cultivar la tierra, esas huertas como las de Huici, Uriz, Elizalde, la casa de la Parra del gran Epifanio y las primeras industrias que tuvo la ciudad principalmente a finales del siglo XIX y comienzos del XX, la del gas, la de botones de Castells, la de jabones de Aldaz, Casa Sancena (las míticas fuentes verdes, los bancos…), la serrería de Garaikoetxea, los palos de escoba Seminario o la fábrica de caucho.

Y por supuesto que hay que nombrar casa Placido, el Plácido era el responsable de una taberna que extendió su fama a uno y otro lado del Arga con sus famosas habas con cola.

Si hablamos del Puente de la Rochapea o Curtidores, hay que decir que es conocido porque en sanfemines es el puente por el que pasan los toros en el encierrillo. Es muy llamativo el porqué de su nombre y del origen de este, no hay constancia de que se le llamase curtidores antiguamente, se cuenta, que los artesanos ponían las pieles a secar en el puente y de ahí lo de curtidores, pero no deja de ser más que una suposición.

Atravesemos toda la zona, pasamos por el antiguo puente del tren Plazaola, llegamos al moderno puente de las Oblatas y el siguiente es el puente de Santa Engracia, que es otro de los puentes antiguos de la ciudad.

Así es, recibe su nombre del antiguo convento de Clarisas de Santa Engracia, que estuvo situado en Cuatro Vientos hasta su desaparición en el siglo XVIII. Pese a su antigüedad, ya que es anterior al siglo XIII, se trata del más moderno de los puentes medievales de Pamplona, ya que sus arcos son de estilo gótico.

Seguimos con el recorrido por el paseo del Arga dejando atrás la Rochapea, llegamos al tramo de San Jorge y de ahí a la zona del cementerio de San José, hasta el puente de Miluce.

Correcto, se podría decir que estamos haciendo el mismo recorrido que nuestro querido San Miguel de Aralar cuando cada Pascua después de estar toda la semana en Pamplona se despide de la ciudad en este lugar.

El puente de Miluce, es el puente más occidental y alejado del casco urbano de la ciudad, Puente medieval de posible origen romano. Ya figura en la documentación de comienzos del siglo XIII. Consta una reconstrucción que atemperó su pendiente en el siglo XIX. Quizá se destruyó deliberadamente en tiempos de la Francesada a comienzos del siglo XIX.

El aspecto más interesante de este puente tiene que ver con su nombre. La etimología de este ha despertado varias teorías. La más tradicional relaciona el nombre de Miluce con un hecho trágico allí acontecido: en abril de 1351 fueron ahorcados seis miembros de la junta de labradores de Miluce por hacer frente al rey Carlos II, ante quien en el mismo puente se negaron a pagar impuestos, según una versión, o se quejaron del trato recibido por los delegados del monarca, según otra versión. El rey, contrariado, ordenó su ajusticiamiento en aquel lugar. Fueron colgados del puente y sus lenguas largas de ahorcados (mihi luze en euskara) dieron el nombre al viaducto. No obstante, el topónimo se documenta con anterioridad y lo más factible es que provenga de hinojal (en euskera milu). Otra hipótesis con menos peso la relaciona con amil luze (precipicio largo).

Y la semana que viene acabaremos con nuestro recorrido por el paseo del Arga recorriendo los pueblos de la comarca que los atraviesa.

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