En la primera edición de la Tómbola los boletos valían una peseta: "En la segunda se sorteó ¡un piso de 137 m2!"

Hay que remontarse hasta el 6 de julio de 1945 y en Pamplona había apenas 60.000 habitantes

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el

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Juan Echenique, autor de "Secretos de Pamplona", nos acerca la historia de la Tómbola de Cáritas. Una acción muy vinculada a San Fermín y que busca obtener recursos económicos para ayudar a quienes más lo necesitan.

La historia de la Tómbola de Cáritas se remonta hasta el 6 de julio de 1945 y su objetivo, ya entonces, era el mismo que hoy en día: obtener recursos económicos para ayudar a quienes más lo necesitan.

Fue un proyecto del Secretariado Diocesano de Caridad (hoy Cáritas), que contó con el beneplácito del obispo de Pamplona, Marcelino Olaechea, a quien le comentaron que en Valencia había una tómbola benéfica que generaba interesantes recursos económicos. Y decidió exportar la idea a Pamplona.

En aquella primera tómbola los boletos se vendían a una peseta. Y los premios que se repartían eran muñecas de tela que a lo largo del año elaboraban mujeres de Acción Católica. Ofrecían los boletos, que llevaban en unas cestas, durante las fiestas de San Fermín.

También se vendían boletos para el sorteo de un coche, “un magnífico Citröen”, que costaban cinco pesetas (un duro). El día del sorteo, todos los números se expusieron en tiras de papel en el paseo de Sarasate para que los compradores vieran que no faltaba ninguno. Se recortaron y se introdujeron en una urna. Un notario dejó constancia de que el número de la suerte fue el 24.165 (y el agraciado, Ángel Goicoechea).

Aquel primer año obtuvieron una recaudación de 380.000 pesetas, un dineral para la época y para una ciudad de apenas 60.000 habitantes.

Al hacer balance, vieron que era necesario sortear más premios. Y ya en 1946 (segunda edición) se decidió dar un salto adelante y sortear ¡un piso en la avda de Zaragoza, de 137 m2! Le tocó a una modista de 16 años (número 4411).

Y la iniciativa debió ser un éxito, porque se repitió los años siguientes con el sorteo de otras viviendas en diferentes lugares del Ensanche, incluso se llegó a sortear un chalé en la Media Luna.

Con el paso de los años llagaron las bicicletas, tresillos, frigoríficos, viajes a Canarias, los míticos Seiscientos, viajes a Canarias…

A día de hoy, la Tómbola de Cáritas forma parte de las tradiciones presanfermineras de la ciudad. En este 2025 va a alcanzar su 80ª edición, ya que desde aquel 1945 solo ha faltado a su cita en una ocasión, en 2020, por la epidemia de covid.

En los últimos años abre sus puertas a finales de mayo y permanece abierta hasta el 15 de julio, salvo que se agoten los boletos, como ocurrió el año pasado, por ejemplo.

Y cuando se agotan los boletos quiere decir que Cáritas Diocesana ha recaudado 2,3 millones de euros, porque son 2,3 millones los boletos que se venden, al precio de un euro. ¡Qué lejos quedan aquellas 380.932 pesetas de la primera edición!

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