Desde que hay registros, 16 personas han perdido la vida en los encierros de San Fermín, que dejan también un numerosísimo reguero de heridos. Uno de ellos es Aitor, que sufrió una cogida doble en los festejos de 1990. La primera le atravesó 24 cm. del glúteo; la segunda, más grave, le alcanzó en el cuello. El cuerno del toro entró entre la yugular y la carótida y le atravesó el esófago. Estuvo entre la vida y la muerte y pasó varios días en la UCI.

Correr sin pensar

En aquellos sanfermines, tenía 24 años y se lanzó a correr sin pensar en más. Era sábado, había una multitud en Pamplona y se colocó al paso de la manada cuando ésta acababa de iniciar su recorrido. Un corredor experto le explicó más tarde en el hospital que era una de las posiciones más arriesgadas.

Hoy vive con las secuelas de aquellas dos cornadas y recuerda, con emeoción en COPE Euskadi, lo sucedido.

“Estaba solo, sin mis amigos y no me lo pensé”, asegura.

Disgusto a la familia

Con la distancia de los años, confiesa que una de las cosas que más lamenta es el “disgusto” que dio a su familia.

Ha vuelto a San Fermín, reconoce Aitor, pero no a correr. “Sería una falta de respeto para los míos, que tan mal lo pasaron entonces”, señala.

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No le gusta dar consejos a otros, pero sí recomienda ir preparado y descansado a quienes vayan a correr un encierro. Su recuerdo está vivo en su memoria, pero, por si acaso, hace un par de años lo vio: está todo grabado en un video de Youtube.