8M: Ocho mujeres emprendedoras que han dado con la clave para hacer frente a la pandemia
La necesidad económica, el rechazo por la edad o el desapego de los hijos son algunos de los motivos que han llevado a estas mujeres a reinventarse en 'tiempos de covid'
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Dra. Margarita Esteban inició su andadura profesional hace más de 25 años, cuando decidió emprender un camino en solitario y abrir la que es hoy una de las clínicas más conocidas de la capital vizcaína. Localizada en Bilbao, en la calle Maestro Garcia Rivero, ha conseguido que la medicina estética sea la solución a los problemas de muchas personas. Un trabajo que le costó iniciar, como en cualquier comienzo, siendo la "dueña, gerente, médico, secretaria, electricista, limpiadora, autónoma 100%", pero que puede decir que es de "esas personas felices" con lo que hace y que sólo dejaría su trabajo si la salud no se lo permitiera.
La doctora ha podido esquivar el virus, gracias a lo que consiera imprencindible en una mujer: "ser valiente y luchar por tener lo que una quiere". Algo que ella mismo ha hecho durante la pandemia. La clínica reabrió sus puertas tras el confinamiento y agradece a sus pacientes haber continuado asistiendo a las consultas a pesar del miedo al coronavirus. "Después de la primera ola, abrimos teniendo en cuenta todas las posibles vías de contagio. La clínica ha cambiado en muchos aspectos para mantener todas las medidas de seguridad", dice la especialista.
Afortunadamente, sólo han sido cambios y adecuaciones. La covid no ha podido con una consulta arraigada en la Villa que pretende seguir siéndolo, manteniendo las "ilusiones y el buen humor" para "capear la terrible crisis" en Euskadi. "Esta situación pasará y en unos años será un mal sueño", asegura la médico.
En cuanto al papel de la mujer en el sector de la medicina y la estética, dice que es "importantísimo" y asegura que "en las facultades de medicina hay más mujeres que hombres.Sin embargo, considera que antes de la aparición del 'bicho' lo más difícil para las emprendedoras eran los "problemas básicos: el financiero y el burocrático" y ve imprescindible "ayudar en la financiación para abrir un negocio".
Amaia Ganuza es la mujer que está al frente de la iniciativa "Food Power". Una acción que pretende ayudar a las personas, a través del estilo de cocina 4S: sana, sabrosa, sencilla y sostenible.
Food Power nace en el año 2018 con un único objetivo: cuidar de la salud mediante la alimentación, ofreciendo conocimientos actualizados y asesoramiento personalizado sobre nutrición. "Queremos que las personas vivan más tiempo y en mejor estado, con energía y vitalidad", asegura la fundadora.
A pesar de ser Doctora en Bilogía, vio en el emprendimiento "la mejor salida después de abandonar la carrera científica", y aplicar sus conocimientos a la salud natural. "Creé mi propio proyecto a mi medida, con flexibilidad de horarios para compaginar mi vida familiar y profesional", dice la especialista.
Después de terminar su tesis doctoral y dedicar los siguentes 13 años al cuidado de sus hijos, decidió dar un cambio radical a su vida y en tres meses Food Power ya era una realidad. "Cuando mis hijos ya tuvieron una edad que no me necesitaban tanto, empecé a plantearme qué hacer con mi vida, cómo reinventarme profesionalmente", insiste Ganuza.
Sin embargo, el principal cambio que tuvo que hacer la bióloga no fue sólo en el ambito profesional, sino también en el personal. "La clave es no rendirte aunque la gente de tu entorno te mire como un bicho raro y te repita hasta la saciedad: ¿de verdad te merece la pena pasar por esto? ¿por qué no te buscas un trabajo?. Tuve que dejar de enfocarme principalmente en mi familia para enfocarme en mí misma", explica.
Una vez llegó a la conclusión de que el emprendimiento era la mejor vía, el chef saludable, Joseba Domínguez, quiso acompañarla y trabajar con ella mano a mano para ayudar dar difunsión al proyecto, más todavía en tiempos de covid. "Ha supuesto una toma de conciencia para mucha gente y una llamada de atención para empezar por fin a cuidarse, sobre todo, después de la pandemia. Tenemos una gran cultura gastronómica reconocida pero nos gusta tanto comer y disfrutar comiendo que no nos preocupamos tanto en hacerlo de manera saludable", dice Ganuza.
La pandemia también ha llevado a esta reciente empresa a la digitalización para adaptarse a los nuevos tiempos, lo que se ha traducido en "pensar en grande" y ser concientes de que Food Power puede "impactar en mucha más gente de todo el mundo".
En cuanto al valor de las mujeres en el ámbito laboral, Ganuza insiste en que todavía hay una creencia generalizada en que "el trabajo de las mujeres debe de ser invisible". Por ello considera que "salir ahí fuera a tener una posición, un nombre, un reconocimiento por tu trabajo, es difícil. Parece que el trabajo de las mujeres debe ser invisible. Y esto lo llevamos en el inconsciente. Nos quitamos importancia. Es increíble darse cuenta de que nosotras mismas nos autodiscriminamos", asegura.
Arantxa Olasagarre es una de tantas mujeres que a pesar de su cualificación y tras superar muchas fases de selección, la edad ha sido su hapdicap. Con 53 años y una larga de trayectoria profesional a sus espaldas en el ámbito de la publicidad y el marketing , le llegó la oportunidad de emprender gracias al curso Taldeka Senior, de apoyo al emprendimiento en mayores de 45 años organizado por DEMA. Una formación que le ofreció las competencias necesarias para emprender con garantías. A la vez que nació IN ORDEN, se fundó la Asociación de Organizadores Profesionales de España (AOPE), de la que actualmente es presidenta. "Me rechazaban en el último momento por la edad pero ahora tenemos socios internacionales y más del 95% somos mujeres", indica.
Y es que Arantxa es de esas mujeres que no desiste, aunque "la soledad" fuera la peor experiencia con la que tuvo que lidiar durante el emprendizaje. En 2017 llega el momento de presentar al mundo IN ORDEN, que ofrece servicios de Organización Profesional de Espacios a empresas y particulares, "cuyo valor diferencial es el tiempo".
Actualmente conocida como la "Marie Kondo vasca" insiste en que este método no es algo nuevo aunque a muchos les cueste la vida ponerlo en práctica. "Si no se puede seleccionar lo que vale y lo que no, categorizar y ordenar utilizando técnicas y elementos que ayuden a optimizar el espacio y tenerlo todo a la vista e intentar reutilizar y donar todo lo que podamos, es el momento de contactar con una Organizadora Profesional", asegura la empresaria.
Sin embargo, la pandemia ha supuesto un freno ya que este servicio requiere de asesoramiento presencial. Los proyectos se frenaron en seco y algunos siguen postpuestos por el miedo al contagio. Por ello, Olasagarre volvió a reinventarse con el formato "online". "Ha sido increíble el cambio de actitud de las personas con respecto a su hogar. El confinamiento, por un lado, ha aumentado esos inconvenientes al obligarnos a estar más tiempo en casa y buscar un espacio de trabajo apropiado, pero por otro lado ha proporcionado ese tiempo de reflexión y búsqueda de soluciones", dice la experta.
Además, la experiencia de los últimos años le ha llevado a comprobar que los vascos, en general, acumulamos y compramos más de lo que necesitamos, al igual que ha podido darse cuenta de que un cambio en el hogar puede producir una sensación placentera para nuestra mente. "Somos acumuladores de cosas. Compramos mucho más de lo que necesitamos y no retiramos casi nada. Sería genial que con ordenar la casa consiguiéramos ordenar la cabeza. Nuestro trabajo no puede cambiar la forma de pensar o de actuar de una persona, pero sí que hemos observado, entre los profesionales del sector, que ordenar el mundo exterior de una persona, le produce un cambio a nivel emocional. Estas personas suelen decir que les hemos cambiado la vida", explica Olasagarre.
Ecodukatoys, la tienda online de juguetes ecológicos, abrió su persiana en 2016 después de que el nacimiento de un primer nieto hiciera cambiar de trabajo a Montserrat Foguet. "La llegada de mi primer nieto me hizo replantear mi anterior empleo. Trabajar online me daba un poco de flexibilidad, ya que antes trabajaba los fines de semana y deseaba desde hacía tiempo tener esos días para la familia", argumenta la empresaria.
Foguete tuvo claro que para coger las riendas de su negocio tenía que apostar por un producto eficaz y duradero, que se diferenciara por su calidad. Algo que han valorado los clientes durante estos últimos años. "Tenia claro que iban a ser juguetes con valores, alejados de lo comercial, respetuosos con el medio ambiente, educativos, originales y que potencien la creatividad de los niños", informa.
Aunque el cambio de sector fuera "radical", la empresaria adquirió la satisfacción personal que conseguir algo por ella misma. "No salir de casa para ir al trabajo y tener mucho menos contacto con las personas se me ha hecho un poco difícil. Por otra, parte emprender comporta riesgos e inseguridades, pero también la satisfacción de haber hecho algo por una misma", indica.
En cuanto al papel de la mujer emprendedora, tiene claro que pueden con todo pero los roles impuestos por la sociedad dificultan el ritmo de en el trabajo. "Las mujeres emprenden a pesar de todo y no creo que sea bueno que nos culpabilicemos pero roles todavía siguen estando muy definidos en nuestra sociedad y eso dificulta que las mujeres puedan dedicarse con la misma intensidad que los hombres al trabajo, más cuando el trabajo se realiza desde casa, La cuestión económica también es importante, por lo general las mujeres invierten menos capital en sus negocios, ya que disponen de menos recursos económicos.", dice la empresaria.
Por contra, llegó el mes de marzo y la pandemia, algo que hizo ser consientes a los padres de la necesidad de contar con más juegos y juguetes en casa para el entretenimiento de sus hijos. "Parecía que todo se había detenido, pero ha sido un año en el que ha habido un aumento de las ventas totales. También ha habido mucha actividad en las redes, para nosotros acostumbrados a trabajar a distancia ha sido positivo ver como las familias intentaban llevarlo lo mejor posible y compartirlo con todos", asegura Foguet.
Marta Sánchez fue encargada de una de las mejores tiendas con sede en Bilbao y sucursales en Madrid y Santander poco antes de que se desatara la pandemia. Sin embargo, tras una larga trayectoria al frente de un negocio viable, la covid hizo venirse abajo todo lo obtenido y supuso un cambio radical en su economía. "La necesidad económica me hizo aspirar a más.
Me llevó un poquito de ambición y la confianza plena en mí de que podía llegar a más", asegura la emprendedora.
A pesar de calificar la experiencia como "muy buena" dice ser "durísimo" sumergirse en el mundo del emprendimiento, ya que los resultados llegan a largo plazo. "Empezar de cero siempre es difícil; aprender un oficio requiere mucho tiempo,
esfuerzo y mucho trabajo con una recompensa que sabes que llegará pero no es inmediata", insiste la respnsable.
Esta necesidad fue un problema pero también un aliciente para que Sánchez comenzara una nueva vida. Hoy es propietaria la Frutería de Bilbao, un negocio que dista mucho del anterior, pero que le ha hecho superarse. "Supuso un cambio enorme porque me he dedicado durante 30 años al mundo de la moda y he tenido que aprender en muy poco tiempo un mundo totalmente distinto como es éste. Aunque al final todo se reduce a saber comprar y saber vender", insiste.
Además, tuvo que hacer frente al "cerrojado" durante el confinamiento, por lo que sus ganas por continuar le hicieron encontrar formas con las que dar a conocer su negocio y ofrecer un nuevo servicio a los clientes. "Ha sido un reto. Al tener el servicio a domicilio tuve más pedidos y muchas más ventas de lo que había tenido hasta el momento. Me sirvió de tarjeta de presentación en la zona ya que había gente que no me conocía y al no salir a trabajar fuera tuvieronque comprar en la frutería del barrio. Con lo que algunos de ellos ya se quedaron de clientes habituales y aunque otros no, tuve la posibilidad de que me conocieran todos". dice la empresaria.
Hace once años que Áurea Martínez emprendió un camino en solitario para demostrarse a sí misma que podía abrir un nuevo negocio. Un trayecto que "no ha sido fácil" por la cantidad de obstáculos que se ha encontrado a lo largo del tiempo. Sin embargo, la constancia le ha llevado a poner en el mapa a Gestifincas. "Soy una más, como mis compañeras, pero quería demostrarme a mi misma que podía montar mi negocio, 'el trabajar para mi. Eso sí, el tiempo de decicación son muchas horas'", dice la responsable.
Gestifincas es, desde 2010, una de las gestoras de Comunidades de Propietarios más arraigas de Bizkaia. Una empresa que busca ofrecer un servicio ágil y de calidad que satisfaga las necesidades particulares de Bilbao y Barakaldo. Un negocio que, además, guarda una historia de superación como la de tantas mujeres como Áurea que se han lanzado al mundo del emprendimiento para poder alcanzar el éxito. "La historia de mi negocio es como la cualquier otro negocio, con mucho esfuerzo", indica Martínez.
El esfuerzo se ha multiplicado con la llegada de la covid y es que, el virus no ha quitado trabajo a Martínez, sino que le ha supuesto más todavía. "La pandemia en mi sector a supuesto más trabajo en el despacho al no poder hacer reuniones presenciales y tener que sacarlo por el mismo precio", asegura. Sin embargo, considera que "hemos sacado una parte positiva y negativa" de esta situación, aunque el hecho de ser mujer supone un esfuerzo doble. "A veces es complicado por la gente que no admite que una mujer pueda montar un negocio ella sola", asegura la responsable.
Después de opositar para celadora en varias ocasiones y no recibír ninguna llamada para trabajar, Yolanda Valle optó por "montar" su propia empresa de limpieza. La decisión no fue sencilla, pero gracias al apoyo de su familia se vio con el valor suficiente para afrontar un nuevo reto. Un sector en su mayoría femenino, aunque cada vez cuenta con más hombres. "El personal es mayoritariamente femenino pero con la situación económica que se vive desde hace bastantes años, cada vez hay más hombres en el sector", asegura la empresaria.
En mayo de 2015 puso en marcha Norsein, una empresa dedicada al sector de la limpieza y desinfección que actualmente cuenta con una plantilla de ocho trabajadoras y en la que ella dedica gran parte de su tiempo al ámbito administrativo. "Cuando hay que hacer limpiezas generales o hay que sustituir a alguna trabajadora me vuelvo a poner el traje de faena. Además, de forma paralela desde verano del 2016, trabajo de celadora de forma eventual lo cual me ha exigido un esfuerzo adicional", dice Valle.
El volumen de trabajo de Norsein ha ido a más con la llegada de la pandemia. La necesidad de limpiezas profundas y desinfecciones para una correcta eliminación del virus ha supuesto más dedicación. "Se han intensificado las tareas de limpieza y desinfección, por lo que, en líneas generales, se puede decir que nos hemos mantenido", insite la empresaria.
Actualmente, y dadas las circunstancias, Yolanda Valle trabaja por avanzar y ajustar su labor a la demanda del público. Su objetivo pasa ahora por que la empresa consiga un cerficado de homologación para realizar todo tipo de tareas de desinfección. "Requiere inversión en tiempo, formación y equipamiento pero nos permitirá acceder a trabajos más especializados que cada vez se demandan más y se seguirán demandando en el futuro", asegura.
Paula Alonso es la cara de Cámra Asia, un centro académico y empresarial de idioma, cultura y protocolo chino mandarín, japonés y coreano, que abrió sus puertas un año antes de la pandemia. A pesar de encontrarse con las dificultades propias de la actual crisis sanitaria, esta escuela, ubicada en Bilbao, ha sabido convertirse en un referente hasta hacerse un hueco en el panorama internacional. "Vi clara la necesidad de mas perfiles únicos y jóvenes como el mío, por ello, decidí
compartir mis conocimientos creando junto con un equipo de profesionales bilingües y biculturales un método", explica la emprendedora.
Alonso es actualmente el "gps" de la empresa, que con solo 28 años, decidió arriesgar siendo consiciente de la necesdiad de cubrir oportunidades reales, locales e internacionales ligadas al comercio, investión, comunicación y formación entre España y Asia. Una mujer jóven que ha luchado por mantener un reciente negocio a flote."La pandemia ha supuesto abrir los negocio como el mío, y luchar encarnecidamente por el presente, exprimiendo todo nuestro potencial para no morir. Hemos tenido que apostar por el capital humano y la digitalización", cuenta.
Una adaptación que ha traído consigo la oportunidad de prestar ayuda a otros sectores muy necesitados durante la primera ola. "Hemos sido capaces de ayudar a empresas españolas en las importaciones de material sanitario. Donamos al Hospital de Basurto de 2000 mascarillas cuando por aquel entonces eran un bien de primerísimo lujo o necesidad", cuenta la gerente del centro.
En vista de la evolución que ha sufrido la sociedad, considera que desde la Instituciones se debería replantear el modelo educativo, focalizado en las necesidades rales. "Más competente y resolutivo para la vida real, más flexible para que todas y todos pudiesenavanzar dentro de sus posibilidades y capacidades. Procuraría readaptar el sistema educativo a las realidades y desafíos sociales con más profesionales que motivasen estos cambios, todo ello con un enfoque mas práctico y no tan teórico", insite.
Además, recalca la importancia de la formación, tanto de mujeres como de hombres para el desarollo personal y profesional de una persona. "En la sociedad actual, para destacar, ya no sólo como mujer, sino como perfil único, debes desarrollarte al máximo en todos niveles, ya sea personal, económico, social, y/o profesional, y ello, evidentemente, lleva
implícito el aprendizaje de idiomas.", dice Alonso.