Almudena: "El asesinato de mi hermana a manos de ETA reafirmó mi decisión de ser policía"

En 1979, después de cinco meses de formación, 42 mujeres juraron su cargo como inspectoras, las primeras mujeres de la Policía Nacional. La Infanta Elena de Borbón fue su madrina.

Entre ellas, una madrileña de 21 años,hija de guardia civil con grandes capacidades y con muy buenas notas. Se llamaba María José García y al poco tiempo se convertiría en uno de los nombres más recordados dentro de la negra lista de aquellos que perdieron su vida a manos de la banda terrorista ETA.

Su primer destino fue Sevilla,en la Brigada de Estupefacientes donde cosechó importantes éxitos en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, su deseo de poder estar cerca de la familia,provocó que pidiera el cambio de destino y dos años después de llegar a la capital hispalense, fue trasladada a Madrid, era el año 1981. Entró a formar parte de la Comisaría General de Información y nada más llegar la enviaron al País Vasco para vigilar a un grupo del comando Goierri de ETA.

En la madrugada del 16 de junio, se preparó un operativo antiterrorista para detener al comando del que formaban parte Ángel Tellería, alias “Koldo”, Luis Eciolaza Galán, alias “Dienteputo” y Miguel Antonio Goicochea Elorriaga,alias “Txapela”.

A María José le pidieron que se quedara en el coche, pero ella prefirió cubrir la posible huida de los terroristas por las escaleras del edificio. Y tuvo la mala suerte de que así fue. Los etarras se dieron de bruces con ella y no dudaron en tirotearla. Tenía 23 años.

“Su asesinato reafirmó mi deseo de ser policía. Mi padre,guardia civil, siempre nos inculcó el servicio a los demás y al país” , cuenta su hermana Almudena que en el momento del asesinato tenía 18 años.

“Al principio no nos dijeron que María José había muerto pero antes de salir para San Sebastián mi padre se metió sin decir nada una corbata negra en el bolsillo. Él intuía que había fallecido”.

La hermana de María José recuerda en esta entrevista lo duro que fueron los años posteriores al asesinato y el olvido que sufrieron una vez pasado el funeral. “Nadie se ha acordado de nosotros. Ni la Policía ha tenido nunca un recuerdo especial para mi hermana habiendo sido la única mujer del Cuerpo asesinada por ETA”.