"Durante el viaje a Bilbao no encendí la radio. No quería saber lo que había pasado"
Joaquín, hermano de Luis Andrés Samperio policía asesinado por ETA, reconoce que perdonar es difícil
Santander - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
El 24 de abril de 1997, Luis Andrés Samperio regresaba a su casa en el barrio bilbaíno de Deusto a comer cuando al llegar al portal dos miembros de la banda terrorista ETA le dispararon a bocajarro varios tiros en la cabeza.
En el momento del atentado, Samperio iba solo, sin escolta, a pesar de saber que era objetivo de la banda terrorista. Su nombre había aparecido en algunas listas incautadas por las FSE a la organización.
El asesinato de Samperio, inspector de la Policía Nacional, se produjo menos de 24 horas después de que los partidos que formaban parte del llamado Pacto de Ajuria Enea ratificasen su compromiso de seguir aislando al entorno político de ETA.
Fue la viuda del inspector de policía la que llamó a su familia para contarles lo sucedido. Enseguida, Joaquín hermano de Luis Andrés, organizó el viaje con sus padres desde Los Corrales hasta Bilbao. “Fue un viaje duro. No encendí la radio, no quería hacerlo como un hecho de rebeldía, de no querer saber lo que había pasado” recuerda Joaquín.
Una vez allí, les recomendaron acudir directamente a la Jefatura Superior de Policía, ya que el cadáver de Luis Andrés se encontraba aún en la calle y nadie quería que los padres del inspector asesinado se encontraran con esa imagen.
Luis Andrés había estado la semana anterior visitando a su familia y nunca habló de miedos aunque todos en casa tenían temor por lo que le pudiera pasar. “Cuando llegaban noticias de un nuevo asesinato, te veías reflejado en esa familia aunque pensabas que a ti nunca te iba a pasar. Pues pasó” reconoce Joaquín.
Los días posteriores al asesinato de Luis Andrés fueron días en los que la familia recibió cientos de muestras de cariño, “días en los que parece que vives en una realidad paralela”. Después, empiezas a interiorizar lo que ha ocurrido y nunca se olvida. “Mi madre no lo ha superado, además los asesinatos continuaron durante muchos años después y cada vez que había un crimen era rememorar todo lo sucedido”.
Joaquín Samperio asegura que perdonar es muy difícil y más cuando se trata de acciones sin sentido en las que muchas veces nadie pide perdón a las víctimas.