Jorge Pérez tenía 15 años cuando ETA asesinó a su padre un día antes de verse por vacaciones
Para Jorge, su padre Juan Antonio, teniente coronel del Ejército, "era su padre, su amigo y un gran apoyo"
Santander - Publicado el - Actualizado
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El 21 de julio de 1978, las Cortes Generales, después de semanas de debates y discusiones, aprobaban el texto definitivo de la que sería la actual Constitución de 1978.
Aquella mañana, ETA también quiso intervenir en el debate político a su manera: a primera hora de la mañana, dos miembros del comando Madrid de la organización terrorista, tiroteaban el vehículo militar en el que viajaban el General Juan Manuel Sánchez, el teniente coronel Juan Antonio Pérez Rodríguez y el soldado conductor Pedro de las Heras.
Los terroristas se colocaron a ambos lados del vehículo y dispararon sobre los ocupantes de la parte trasera del mismo sin que el soldado pudiera hacer nada al ir desarmado.
Juan Antonio Pérez, tenía 59 años, estaba casado y era padre de 3 hijos. Su familia pasaba unos días de vacaciones en Ares, Galicia, en el momento del asesinato.
La víspera del atentado, Juan Antonio había hablado por teléfono con su familia. “Lo llamamos desde una cabina y estuvimos charlando un buen rato con él. Al día siguiente iba a coger un avión para venir a pasar el fin de semana” recuerda su hijo Jorge que tenía 15 años cuando ETA asesinó a su padre. Juan Antonio nunca llegó a coger ese avión para reencontrase con su familia.
Aquel fatídico viernes, Jorge estaba en casa con su cuñado, también militar, y su hermano mayor cuando la policía llamó a la puerta y se los llevó. “Yo estaba con mi hermana en la terraza y noté algo raro en el ambiente. Al rato, regresaron y nos dieron la noticia. Fue un caos, no queríamos creer lo que nos estaban diciendo”.
El regreso a su domicilio en Madrid fue también terrible. Jorge, por su edad, era el que más tiempo pasaba en casa con su madre y “en muchas ocasiones tenía la sensación de que en cualquier momento mi padre iba a volver a aparecer por la puerta”.
Eran años terribles para las Fuerzas Armadas, años en los que ETA asesinaba cada día. Jorge supo después del asesinato de su padre que en alguna ocasión había trasladado a su madre su temor, sus sospechas de que algo pudiera pasarle.
Tras el asesinato llegaron tiempos muy duros, “la familia nunca se llegó a recuperar de esto” reconoce Jorge que se acuerda todos los días de su padre. “No hay un día que no me acuerde” dice con tristeza.
El tiempo tamiza el dolor, pero una cosa así nunca se supera. La familia de Juan Antonio fue una piña, pero los malos momentos afectaron a todos. Fue el segundo de los hermanos, el que era militar, el que tomó un poco las riendas de la familia, “se convirtió en el padre que faltó”.
La relación personal de Jorge con su padre era muy intensa. “Era padre, era amigo. Era un apoyo enorme. Me quedé durante mucho tiempo anclado en el pasado y me costó levantar cabeza”.
En el caso del asesinato de Juan Antonio Pérez, hay cosas que el paso de los años no ha solucionado. En el atentado, se sabe que participó una mujer que nunca ha sido encontrada. “Algo más se podría hacer” en defensa de las víctimas reconoce Jorge con cierta desesperanza, y pide que no se olvide nunca lo que ha ocurrido en España.