"Los ongi etorris son una vergüenza horrible. No me cabe en la cabeza"
El sobrino de Víctor Manuel Puertas pide que se de voz a las víctimas para que no se olvide su dolor
Santander - Publicado el - Actualizado
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El 16 de septiembre de 1991 la banda terrorista ETA intentó una masacre al estilo de la de la casa cuartel de Vic de ese mismo año o la de la casa cuartel de Zaragoza en 1987. Aquella mañana un comando lanzó un vehículo cargado con explosivo contra la casa cuartel de Muchamiel, un pueblo de 10.000 habitantes a pocos kilómetros de Alicante.
La banda dejó caer el vehículo, sin conductor, y con la dirección bloqueada. Por algún error en el mecanismo, el coche se empotró contra la sucursal del Banco de Valencia, situada en la acera de enfrente. La bomba no hizo explosión, en aquel momento.
Fue la propia guardia civil la que avisó para que una grúa municipal se llevara el vehículo al depósito. Durante la operación de retirada, la bomba explotó y se cobró la vida del conductor de la grúa, Francisco Cebrián y de los policías locales Víctor Manuel Puertas y José Luis Jiménez. “Mi tía dio aviso y pidió a su hermano y otro compañero que fueran a controlar la operación de carga y descarga del coche siniestrado”, recuerda Víctor Puertas, sobrino de uno de los policías asesinados.
Todos lo recuerdan como algo horrible. La madre y otra hermana de Víctor Manuel escucharon la noticia por la radio y cuando se confirmaron los nombres, la madre sufrió un ataque de ansiedad. “Mi abuela lo ha vivido con mucha tristeza” cuenta Víctor para quien es incomprensible que los autores de crímenes como estos sean homenajeados y recibidos como héroes cada vez que salen de la cárcel.
“No me entra en la cabeza. La sociedad deberíamos hacer algo para no olvidar todo esto. Se necesita más educación, dar más la voz a las víctimas. No se puede olvidar tanto sufrimiento” asegura el sobrino de Víctor Manuel.