"Mis padres empezaron a apagarse, a extinguirse, cuando murió mi hermano"

El 29 de julio de 1979, José Manuel Juan Boix esperaba a su tren con destino Zaragoza en la estación de Chamartín en Madrid. Llegaba a casa tras participar, representando a España, en una prueba internacional de atletismo.

Estaba sentado junto a las taquillas cuando pasadas las 13:00 horas, una bomba colocada en el interior de una de ellas por ETA hizo explosión. José Manuel quedó gravemente herido y fue trasladado al Hospital La Paz.

Aquella mañana, la banda terrorista ETA colocó otros dos artefactos más, uno en el aeropuerto de Barajas y otro, en la estación de Atocha. Bombas que dejaron siete víctimas mortales y un centenar de heridos.

José Manuel Juan Boix, tras permanecer 20 días ingresado y someterse a varias operaciones, falleció el 18 de agosto.

Aquel fin de semana, la familia de José Manuel estaba desperdigada. Sus padres en Peñíscola y su hermano Pedro Jesús en Barcelona, participando en otra competición de atletismo. “ Compartíamos muchas cosas, entre otras el amor por este deporte en el que mi hermano era una joven promesa que ya había cosechado triunfos importantes” recuerda su hermano.

En una época en la que no había móviles, a Pedro lo localizaron en casa al día siguiente y hoy es el día en que aún no sabe cómo localizaron a sus padres. Unos padres, que como cuenta Pedro en esta entrevista, empezaron a apagarse el mismo día en el que su hermano José Manuel falleció.

Después vinieron momentos duros en los que la pena ocultó otros sentimientos como la rabia y sobre todo la indignación.

Una indignación que fue creciendo con el paso del tiempo al comprobar que nadie informaba a la familia de las investigaciones sobre el asesinato de José Manuel. Indignación al conocer como algunos de los autores materiales del atentado escapaban de la prisión al poco de ser detenidos o como el autor intelectual del mismo quedaba en libertad tras el pago de una fianza de 500.000 pesetas. “Las víctimas hemos sido fichas en una partida de ajedrez” sentencia Pedro quien recuerda a su hermano José Manuel como un joven con mucha capacidad de liderazgo, inteligente y bueno con quien compartía mucho más que la habitación de casa.