"Al principio lo único que sentía era odio. Vives en una cárcel sin barrotes"

El año 1992 era un año “especial” para España. Se celebraban las Olimpiadas en Barcelona y la Exposición Universal en Sevilla. Dos acontecimientos internacionales que el Gobierno sabía iba a utilizar ETA para su proyección internacional. Fue en año en el que la banda terrorista cometió 26 asesinatos pero en el que también sufrió uno de los golpes policiales más efectivos con la desarticulación de la cúpula terrorista el 29 de marzo en la localidad francesa de Bidart. Una operación que mermó su capacidad operativa y evitó seguramente alguna acción “espectacular” durante la celebraci´pon de los Juegos y la Expo.

10 días antes de la operación que desarticuló la cúpula etarra, el 19 de marzo, una llamada anónima en nombre de ETA, al real Automóvil Club de Cataluña, alertaba de la colocación de un coche bomba en un punto indeterminado de la A-18.

El coche resultó estar aparcado bajo un viaducto de esa carretera a la altura del municipio de Sant Quirze del Vallés.

“Antonio José pasaba todas las mañana por allí. Era un paso habitual para evitar dar un gran rodeo” recuerda Nuria Camí, la pareja de Antonio José Martos, el albañil de 28 años que murió al estallar la bomba. El atentado tuvo lugar a primera hora de la mañana y a Nuria le comunicaron la noticia ya por la tarde. “Fue un shock, mi único sentimiento era de odio. A partir de ese momento cambia todo. Es una vida muy solitaria.Vives muy encerrada, en una cárcel sin barrotes. Hemos intentado vivir la vida” reconoce Nuria con quien Antonio tenía una niña de 5 años. Una niña que aquel Día del Padre no pudo entregarle el regalo que le había hecho en el colegio.

Con el paso de los años Nuria reconoce que fue dejando de lado ese odio, “no se puede vivir con odio toda la vida y solo se tiene una vida”. Ahora, a Nuria le duele que la sociedad, no sabe muy bien por qué, se haya olvidado de las víctimas.