"Que los asesinos de vuestro padre no nos vean cabizbajos"
ETA asesinó a Francisco Mateu. Su hijo se hizo guardia civil para luchar conra el terrorismo y también fue asesinado
Santander - Publicado el - Actualizado
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La familia Mateu Istúriz ha sido una de las pocas en España que ha sufrido el zarpazo directo del terrorismo por partida doble.
El 16 de noviembre de 1978, ETA asesinó de varios disparos a José Francisco Mateu Cánovas. Era juez del Tribunal Supremo y cuando salió de su domicilio para ir al despacho, los terroristas lo abordaron en la calle a primera hora de la mañana. Estaba convencido de que ETA lo iba a asesinar.
Mateu Cánovas estaba casado y tenía 7 hijos. Uno de ellos, Ignacio, ya había decidió ser militar y empezado sus estudios en la academia.
Cuando ETA mata a su padre, Ignacio Mateu Isturiz decide dar un giro a su vida que también terminaría costándole la vida. Pide ingresar en la Guardia Civil y ser trasladado a Intxaurrondo para, desde allí, luchar contra el terrorismo.
El 26 de julio de 1986, ETA lo asesinaba al hacer estallar una bomba. Tenía 27 años.
“El rencor, el malestar por el dolor, no se llega a superar pero nuestra educación religiosa nos ayudó a ello, a seguir adelante” reconoce Jaime Mateu Istúriz, hijo de José Francisco y hermano de Ignacio.
Jaime tenía 23 años cuando ETA mató a su padre algo que supuso una ruptura de los esquemas de vida que tenía. “De joven nunca piensas que puedes perder a tu padre y menos viendo a un hombre vitalista y deportista “ y eso que Jaime recuerda desde bien pequeño como su padre les había contado que ETA iba a ir a por él.
Cuando tras mucho dolor, la familia empezaba a recomponerse, una mañana recibieron una llamada en la que les anunciaban que Ignacio había sufrido un atentado. Habían pasado 8 años. ” Fue un mazazo terrible”, asegura Jaime.
Jaime recuerda como su hermano decía ya en los años 80 que el caso del País Vasco era un caso perdido “y no se equivocó” como ha quedado demostrado con este Gobierno.
Tenemos que evitar que el terrorismo sea como una canica y vaya al agujero del olvido