"Vivíamos en un clima de amenazas que yo pensaba que era lo normal"

ETA iba a por Joaquín Ortiz de Zárate. Su hija Sonsoles recuerda como se marcharon con lo puesto

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Sonsoles Ortiz de Zárate tenía 13 años cuando su familia tuvo que abandonar San Sebastián

Santiago Ruiz de Azúa

Santander - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Joaquín Ortiz de Zárate Sánchez de Movellán era el delegado del Patronato de Apuestas Mutuas Benéficas en San Sebastián. Casado y padre de 5 hijos, venía de una familia militar de larga tradición y prestigio. Él decidió no seguir esa senda profesional pero el apellido, su firmeza en la defensa de España y su trabajo para una empresa estatal lo pusieron en el punto de mira de ETA.

Joaquín Ortiz de Zárate era el delegado en San Sebastián del Patronato de Apuestas Mutuas Benéficas

Esa persecución le llevó a abandonar Donostia con toda su familia. “Un día me llamaron al colegio para que fuera inmediatamente a casa. Enseguida supe que pasaba algo grave” recuerda su hija Sonsoles a quien esa mañana su padre le dijo que se marchaban, que se iban de casa y que no podía decir nada a nadie.

La policía había advertido a Joaquín que, junto a dos militares, él era el próximo objetivo de ETA. Casi con lo puesto, abandonaron San Sebastián esa misma noche.

Joaquín con su esposa y sus cinco hijos

Las amenazas y la tensión eran una constante en casa de los Ortiz de Zárate. En una ocasión, alguien llamó por teléfono para decir que Joaquín estaba muerto. “Cogió mi hermana y me digo que padre estaba muerto. Mi madre fue a buscarlo al trabajo mientras mi hermana y yo no parábamos de llorar. Era mentira” recuerda Sonsoles. En otra ocasión, la llamada alertaba de que algo le había pasado a Sonsoles lo que provocó que su padre llegara al colegio hecho un manojo de nervios buscándola por todas las instalaciones. “Mi padre nos tenía advertidas: si vais conmigo y escucháis disparos, tiraros al suelo y nunca os vayáis con nadie, aunque le conozcáis, si yo no os lo he dicho antes”.

Una vida llena de tensión, disgustos, amenazas que terminaron pasándole factura ya que, al año de abandonar San Sebastián, Joaquín Ortiz de Zárate murió de un ataque al corazón.

Joaquín Ortiz de Zárate era un amante de la poesía

Su viuda y alguno de sus hijos, Sonsoles entre ellos, regresaron a Donostia. “El sentimiento fue agridulce. Por un lado, al morir papa, ya no te sentías amenazado y por otro sabías que regresabas al lugar donde peor se lo habían hecho pasar a tu familia”

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