Carnavales de bilbao
Marino Montero reivindica la celebración para mantener el "espíritu de comunidad"
Si hay una figura fundamental en la difusión de la cultura en Bilbao, esa es la de Marino Montero, un nombre ligado a la organización y celebración de la primera Aste Nagusia de la capital vizcaína, y a la recuperación de los carnavales bilbaínos

Entrevista a Marino Montero
Bilbao - Publicado el - Actualizado
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Marino Montero presume de que no se ha perdido ninguna Aste Nagusia bilbaína desde que, junto a la primera comisión de fiestas, organizara en 1978 la primera edición de un evento imprescindible en la ciudad. No solo no ha faltado a ninguna cita, sino que no ha habido día de Aste Nagusia que no haya formado parte de algún acto durante todos estos años.
Lo de estar detrás de infinidad de actividades culturales y lúdicas lo lleva “desde pequeño” cuando no dejaba de "incordiar". Aunque no pudo estudiar periodismo, ya que en su juventud esta carrera no se cursaba en Bilbao, e hizo derecho en Deusto, lo que realmente le gustaba era “organizar cosas”. Lo empezó a hacer en barrios, calles y centros educativos a comienzos de los años 70 del pasado siglo... y hasta ahora.
Montero recuerda con cariño el gran número de horas sumergido, junto a sus compañeros de la comisión de fiestas, en la biblioteca de Bidebarrieta para informarse de tradiciones y costumbres que incorporar a esa primera Aste Nagusia. Como, por ejemplo, la figura de la txupinera, “cargo administrativo que pasaba de madres a hijas, aunque eran funcionarias, las cuales convocaban con el lanzamiento de un txupín al vecindario cuando había algo que anunciar”.

IMPORTANCIA DE LA FIESTA
Asimismo, reivindica la importancia de lo festivo como medio para mantener el “espíritu de comunidad”. “Los pueblos que no celebran están destinados a desaparecer”, afirma. Disfrutar de la fiesta, dice con ironía, nos libra de “horas de psicólogo”, por lo que subraya su importancia a la hora de mantener un “equilibrio personal y social”.
Ahora, espera con ganas la llegada del carnaval a Bilbao. Una fiesta recuperada en la capital vizcaína en febrero de 1979, a rebufo del éxito de la primera edición de la Aste Nagusia, “aunque ya había antecedentes en barrios como Deusto”, y de cuyas principales figuras, Farolín y Zarambolas, se considera “padre putativo”.