emprendimiento familiar
Pertulino Reyero, en activo en Bilbao a sus 92 años: "Los peores días son los domingos"
Hoy sus tres hijas están al frente de Reyero Aldamar, la correduría de seguros que fundó en Bilbao hace más de medio siglo y a la que acude todos los días
Vitoria - Publicado el
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Petulino Reyero, mediador de seguros histórico de Bilbao, sigue en activo a sus 92 años. Preside el consejo de administración de la empresa que fundó hace más de medio siglo y acude a diario a la oficina: "todos los días al pie del cañón".
Fundador de la correduría Reyero Aldamar, llegó a Bilbao desde León con solo 17 años, sin empleo pero sobrado de voluntad.
Tras comenzar trabajando en la Sociedad General de Productos Cerámicos, aprovechó sus horas libres para iniciarse en los seguros, vendiendo pólizas "puerta a puerta". "No sabía nada, pero empecé con una compañía que me pagaba más de 300 pesetas cuando el sueldo de la semana era de 95 pesetas".
Con esfuerzo, este trabajador infatigable se convirtió en un emprendedor hecho a sí mismo. “El primer golpe fue perder a mi padre con seis años, era el mayor de la familia y nos dejó de pulmonía”, cuenta sobre sus duros comienzos.
trabajo como estilo de vida
A sus 92 años, Pertulino mantiene una rutina inquebrantable: "No valgo para estar en la cama. Los peores días son los de fiesta y los domingos".
De hecho, confiesa en nuestros micrófonos que lleva libros de cuentas y calculadoras a casa, asegurándose de que todo siga funcionando en la correduría, ahora gestionada por sus tres hijas y pese a que las cuentas las lleva una asesoría.
Para él, lo mejor del negocio sigue siendo el trato personal con los clientes: "Hay gente a la que hice pólizas hace 40 años y todavía vienen a contarme sus historias, lo paso de maravilla".
Reyero Aldamar sigue siendo un referente en el sector de los seguros en Bilbao, con una visión que combina la tradición y el enfoque familiar. "Mis hijas han cogido el relevo, pero yo seguiré aquí mientras pueda. Es donde mejor me lo paso", asegura Pertulino, ejemplo de perseverancia y sin querer ni oír hablar de retirarse.