DIÓCESIS CARTAGENA

Pastoral Penitenciaria retoma su labor en las cárceles de la Región

Manteniendo todas las medidas de seguridad para la prevención del Covid-19, capellanes y voluntarios continúan atendiendo espiritual y personalmente a los internos.

Pastoral Penitenciaria retoma su labor en las cárceles de la Región

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Delegación de Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Cartagena ha retomado su labor presencial en las prisiones de la Región de Murcia, adaptándose a los nuevos protocolos para la prevención del Covid-19.

En el Centro Penitenciario Murcia I de Sangonera la Verde (Murcia), los capellanes y voluntarios de Pastoral Penitenciaria pudieron retomar sus funciones al terminar el estado de alarma, aunque lo hicieron con ciertas limitaciones. “Por el momento, hemos tenido que paralizar las catequesis de Confirmación, los cursos de crecimiento en la fe y los ensayos del coro, ya que los voluntarios tienen que entrar de dos en dos en el centro, no podemos reunir internos de diferentes pabellones y tampoco podemos hacer grupos de más de ocho personas”, explica Isidro Molino Núñez, delegado de Pastoral Penitenciaria y capellán de la cárcel de Sangonera la Verde. Otra de las novedades, consecuencia de la pandemia, es que la celebración de la Eucaristía se tiene que llevar a cabo por módulos y no de manera conjunta en la capilla, como era habitual. Con todo, la atención de esta pastoral a los internos continúa y lo hace centrada, especialmente, en su acompañamiento personal y espiritual. “Ahora más que nunca tenemos que estar con ellos, ser su ventana al mundo, escucharlos, acompañarlos en la fe y recordarles que Dios nunca nos deja solos ni nos abandona”, asegura el capellán, que también afirma que los presos, después de tanto tiempo aislados, se han mostrado “muy contentos” de contar con su compañía.

En el Centro Penitenciario Murcia II de Campos del Río, las actividades, como la catequesis de Confirmación o los talleres de Biblia, cuentos y costura han tenido que suspenderse, sin embargo, la atención personal y espiritual de los presos continúa, no solo de manera presencial, sino también por carta. “Aunque ya podemos entrar en la cárcel, hemos decidido seguir también con el proyecto de correspondencia porque los internos nos han manifestado que les hace mucho bien, porque para ellos una carta es una ventana al mundo que les alegra e, incluso, les sirve para relacionarse con otros presos, ya que algunos de ellos se sirven de la ayuda de sus compañeros, porque no saben leer o escribir”, asegura Antonio Sánchez, capellán de esta prisión.

La celebración de la Eucaristía en la prisión de Campos del Río se ha retomado con normalidad y se lleva a cabo en dos turnos, como era habitual: uno para los módulos de mujeres, enfermería y MER (Módulo Especial de Respeto); y otro para el resto de los módulos del centro. “Seguimos todas las recomendaciones sanitarias establecidas por la Conferencia Episcopal para prevenir los contagios y mantenemos la distancia de seguridad, dejando un espacio entre los fieles y un banco libre entre fila y fila”, expone Sánchez, que recuerda que para llevar a cabo su tarea, la Pastoral Penitenciaria necesita “voluntarios comprometidos” que colaboren con la animación del coro, la catequesis y los talleres de crecimiento en la fe, teniendo en cuenta que se trata de un voluntariado “muy especial” que debe cumplir ciertos requisitos y contar con una formación previa, que se imparte desde la capellanía del centro.

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