El Cristo Yacente ya luce restaurado en la iglesia de San Juan de Dios
Cinco meses de trabajo han permitido corregir las alteraciones que el paso de los años y el envejecimiento de los materiales. La imagen está lista para los cultos de Cuaresma.
Murcia - Publicado el - Actualizado
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El Cristo Yacente de la Iglesia-Museo de San Juan de Dios ha regresado a su altar tras ser sometido durante un período de cinco meses a un concienzudo proceso de rehabilitación en el Centro de Restauración de la Comunidad Autónoma.
La consejera de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes, Carmen Conesa, destacó en la presentación de la obra restaurada la importancia de esta pieza dentro del patrimonio que atesora la Comunidad Autónoma, “al tratarse de una obra del último cuarto del siglo XVI, realizada por el escultor Diego de Ayala, lo que la convierte en una de las más antiguas de cuantas salen en procesión durante la Semana Santa”.
Una imagen que suma a su valor artístico e histórico el devocional, ya que se convirtió en 1986 en la imagen titular de la Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Luz en su Soledad, que le da culto y la saca a recorrer las calles de Murcia cada año el Sábado Santo.
Una laboriosa intervención
Respecto al proceso de restauración, debe señalarse que, conforme al informe técnico, la actuación puede definirse como “conservativa”, pues en vez de eliminar las intervenciones anteriores, como es habitual en muchas restauraciones, se ha actualizado, la realizada entre 1986 y 1988, coincidiendo, precisamente, con la creación de la citada cofradía.
La intervención que fue realizada en los talleres de restauración que por entonces tenía la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y que no solo recuperó la policromía original, sino que también sustituyó las manos de la imagen, dado que las anteriores (no originales) eran desproporcionadas y no se ajustaban a la posición natural del cuerpo, y el paño de pureza.
La restauración actual se ha centrado en actualizar y corregir las alteraciones que, con el paso de los años y el envejecimiento de los materiales, han ido apareciendo.
Una intervención que aunque no haya sido muy profunda sí ha resultado laboriosa, pues a la eliminación de la suciedad depositada sobre la obra durante todos estos años, se ha sumado la retirada del barniz ligeramente oxidado aplicado en la anterior intervención, ocupando la mayor parte del tiempo la fase de reintegración cromática diferenciada, en la que se han retocado muchas de las realizadas hace casi cuarenta años.
De este modo, se recupera un extraordinario ejemplo de la escultura del siglo XVI que se hizo en Murcia, devolviendo el esplendor a una de las piezas claves -en lo que a escultura se refiere- de la exposición permanente del Conjunto Monumental de San Juan de Dios”.
Hay que subrayar la recuperación que se ha hecho del sistema de fijación original de la escultura, una antigua pletina del siglo XVI, situada en la espalda de la imagen, a la que le faltaba el tornillo original, elemento que ahora se ha encargado de reponer la propia cofradía rehaciéndolo.
Un elemento de fijación que muestra que esta imagen era sacada en procesión desde muy antiguo, seguramente la noche del Viernes Santo, de donde se derivaría la colocación de esta pletina en la espalda para que la escultura pudiese ser fijada a una “cama”.
“De este modo, se recupera un extraordinario ejemplo de la escultura del siglo XVI que se hizo en Murcia, devolviendo el esplendor a una de las piezas claves -en lo que a escultura se refiere- de la exposición permanente del Conjunto Monumental de San Juan de Dios”, destacó la consejera.
Hay que subrayar la recuperación que se ha hecho del sistema de fijación original de la escultura, una antigua pletina del siglo XVI, situada en la espalda de la imagen, a la que le faltaba el tornillo original, elemento que ahora se ha encargado de reponer la propia cofradía rehaciéndolo.
Un elemento de fijación que muestra que esta imagen era sacada en procesión desde muy antiguo, seguramente la noche del Viernes Santo, de donde se derivaría la colocación de esta pletina en la espalda para que la escultura pudiese ser fijada a una “cama”.