Sánchez deja a Carmen Calvo a los pies de los caballos con la "ley Trans"
El Presidente cede ante Podemos para legalizar la autodeterminación de género pese a la oposición de la vicepresidenta y del feminismo mayoritario
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Nadie duda en el Gobierno y en el PSOE de que Pedro Sánchez ordenó a Carmen Calvo que diese luz verde sin más demoras al anteproyecto de ley Trans en puertas del Día del Orgullo. Y de igual manera se ha instalado la idea de que la negociación deja tocada a la vicepresidenta primera. Los enfrentamientos en la coalición han culminado con una clara ganadora: la ministra de Igualdad, Irene Montero, después de imponer la autodeterminación de género, aunque el concepto no aparezca como tal recogido como tal en el texto legal del Gobierno.
Se trataba del asunto más polémico de la norma y la principal desavenencia entre PSOE y UP. La intención de Calvo, como el de las feministas históricas, siempre pasó por preservar el concepto jurídico de la mujer ante la amenaza para leyes de discriminación y género, frente a las jóvenes moradas que consideran el género como una elección y, de hecho, han logrado eliminar pasos médicos o burocráticos para cambiar de sexo en el Registro Civil a partir de los 16 años. El único requisito es que se ratifique en el plazo de tres meses.
El cambio de identidad será un mero trámite voluntario, sin mediar testigos, pruebas o informe psicológico alguno. Así llega la iniciativa al Consejo de Ministros de este martes 29 de junio, aun cuando para los socialistas nunca fue urgente, de hecho, lo fiaban a largo plazo, como “quedó establecido en el acuerdo programático de la coalición – incidían hasta hace poco los socialistas - donde la regulación aparecía en la página 32 de 50” bajo el epígrafe Un país orgulloso de su diversidad y en donde no aparece la autodeterminación de género.
De la misma manera, Calvo evidenció su inquietud ante la exigencia de Montero. “A mí me preocupa la idea de que se elige el género sin más que la mera voluntad y el deseo, - llegó a sostener el pasado 4 de febrero la vicepresidenta primera - poniendo en riesgo evidentemente los criterios de identidad de 47 millones de españoles”. Entonces, los ánimos estaban más que revolucionados entre los socios, pero el feminismo histórico del PSOE se decía tranquilo con Carmen Calvo a los mandos. La “número dos” de Pedro Sánchez cumplía con sus previsiones.
Hasta ahora. La Moncloa prefiere hablar de un “ten con ten” entre PSOE y UP, mientras en la cúpula socialista rinden armas ante las moradas, a pesar de distribuir distintas consignas internas, y el distanciamiento de Pedro Sánchez de Carmen Calvo la deja, a ojos de algunos, en la peor situación posible, según las libres interpretaciones: Completamente “fuera de juego”. Desde luego, ha quedado en situación comprometida frente a los movimientos feministas que denuncian que el socialismo “ha abandonado la lucha por los derechos de las mujeres” ante las “nefastas consecuencias” de convertir el sexo, “una realidad biológica”, “en una ficción”.
El temor en el complejo presidencial a una reacción hostil durante la semana del Orgullo ha desembocado en el anteproyecto denominado Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, cuya letra recoge que los menores entre 14 y 16 años podrán solicitar el cambio de sexo legal siempre y cuando estén asistidos por sus representantes legales; mientras los de 12 a 14 años lo harán mediante procedimiento judicial. A partir los 16 años se contempla el cambio de sexo legal sin más requisito que corroborar de nuevo su voluntad. El ala socialista reivindica haber introducido un límite de edad, inexistente en el proyecto inicial de Igualdad, entre otros extremos, así como la necesidad de reafirmar la voluntad de elección de género.