La importancia de la fe para Tamara Falcó y Paco Arango, en 'Diálogos'

Tamara Falcó y Paco Arango nos explican, en 'Diálogos' qué importancia tiene en sus vidas

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Pilar Abad

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Paco entró en un hospital hace 20 años y todavía no ha recibido el alta. Lo tenía todo pero un día le miro a los ojos a un sacerdote amigo y tras realizar labores de voluntariado en el Hospital del Niño Jesús, le dijo: “Quiero mancharme las manos de verdad”. Desde hace casi dos décadas Paco centra su vida en lo que de verdad le importa. Filántropo, director de cine, productor y guionista, este mexicano de nacimiento es el alma y corazón de la Fundación Aladina, entregada a los niños con cáncer y a sus familias. Cada año atiende en España a alrededor de 4.000 pequeños. Para él, lo que está en juego no es ni la vida ni la muerte, es el amor.

En el recibidor virtual de su cuenta de Twitter, Paco ha instalado el hashtag Siempre fuertes acompañado de una sonrisa. Si hay dos palabras que resumen su vida esas son: optimismo y solidaridad. Optimismo porque lo peor que te pude pasar dice es caer en la decepción. Solidaridad porque recuerda cómo su padre, el séptimo hombre más rico de México según la revista Forbes, les inculcó que la suerte que habían tenido en la vida hay que devolverla.

De su padre tiene el empuje para los negocios. De su madre heredó el espíritu soñador. El mismo que le introdujo en el mundo de la música desde su época de estudiante en Boston. Porque Paco quiso ser cantante sí y sacó 5 discos. Quiso ser director de cine y consiguió que una de sus películas tuviera 5 nominaciones a los Goya.

En el día a día Paco no se despista y si lo hace, sus dos perros, Batman y Dina le recuerdan sus dos pasiones: el cine y la Fundación Aladina.

A Tamara también le encantan los niños. Decir que ella es hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón, Carlos Falcó, podría ser muy simplista. Hablar de Tamara es hacerlo también de una joven muy formada. Se licenció en Comunicación en Estados Unidos. Después, estudió moda Milán y en la Escuela de Negocios ISEM en Madrid.

Tamara tuvo su primer contacto con la moda trabajando en Inditex pero enseguida cambió la ropa por el vino y en 2005 se implicó en el negocio de su padre. De los caldos se pasó a la organización de eventos en El Rincón, el palacio que regentaba su progenitor. Un padre de ojos oscuros, como ella siempre recuerda.

Cuando en 2018 debutó como diseñadora, su humildad le llevó a pedir paciencia porque dijo que estaba aprendiendo. Su amor por la moda le ha seguida durante toda su vida pero ha sido intrínseco al amor por la belleza porque asegura, la belleza es un reflejo de Dios.

Ni Paco ni Tamara ocultan su Fe. En el caso de ella, su conversión comenzó tras leer la Biblia en el verano de 2011 y desde entonces, demuestra que se puede compaginar el glamour que le rodea con ganar la 4ª edición de MasterChef Celebrity, con rezar el rosario y con acudir a misa todos los días.

Reconoce que su madre es la persona más importante de su vida. Siempre lleva consigo la medalla que le regaló por su Primera Comunión. Sostiene que ser soñadora sin trabajar no funciona. Que el hombre se enamora por los ojos y la mujer por los oídos. Quizá por eso es firme defensora de que una risa vaya acompañada de cierta sonoridad. De la misma espontaneidad que la llevó por ejemplo a regalar al padre Ángel una hucha gigante llena de monedas de 2 euros que ella coleccionaba.

Hoy Tamara y Paco detienen su mundo unos minutos para hablar sin guion del mundo. De lo que nos rodea.

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