Así vive Leopoldo López su fe siete años después de su entrada en la prisión
El semanario Alfa y Omega entrevista a Leopoldo López
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Aquel 18 de febrero fue el inicio de una etapa muy dura que Leopoldo López pudo sobrellevar gracias a su fe, y especialmente a los ejercicios de San Ignacio. En esta entrevista realizada en Alfa y Omega por José María Ballester confiesa que era católico de una manera algo mecánica pero la cárcel fue el inicio de una etapa espiritualmente distinta.
Al comienzo de su estancia en la cárcel López tuvo que luchar para que le dejaran ir a Misa; al final lo logró, siempre con custodia. Pero pudo tener contacto con un sacerdote al que pidió ayuda, y de su mano comenzó a hacer los ejercicios de San Ignacio que le permitieron contemplar la trayectoria de su vida, con sus picos y sus valles. Recordó lo que le había dicho un sacerdote en el municipio de Chacao, donde había sido alcalde: que la gente rezaba temor, por necesidad o por agradecimiento… la razón más profunda. Así que se planteó los ejercicios desde el agradecimiento por todo lo que había recibido en su vida.
Confiesa que no supo realmente lo que era la libertad hasta que estuvo preso y que en la cárcel vivió momentos de gran intensidad espiritual, por ejemplo, su huelga de hambre para solicitar la convocatoria de elecciones parlamentarias. Fueron momentos de mucha intensidad espiritualidad que intenta mantener después de salir de la cárcel. Afirma que no tiene rencor hacia sus captores, que ha aprendido a no albergar el odio, también por pragmatismo, porque el odio quita tiempo para todo lo que importa.
En la entrevista se refiere también al gigantesco desafío que ha asumido la Iglesia en Venezuela, el de mantenerse como un vínculo con la gente más necesitada. Las circunstancias le han llevado a multiplicar su capacidad de ayuda con casos extraordinarios de iniciativas sociales y con parroquias que entregan miles de almuerzos diarios. Además, los obispos han tomado una posición de denuncia respecto de lo que significa la dictadura en todas sus dimensiones, pero centrada en las violaciones a los derechos humanos con una actitud muy firme.
Reconoce que la Iglesia ha sido una luz de guía: la situación en Venezuela requiere referentes morales que hablen claro y que puedan traducir la complejidad de la política, como está haciendo la Iglesia en este largo proceso de lucha por la libertad. La entrevista completa en “alfayomega.es”