El colegio concertado que pone como ejemplo el cardenal Cañizares
El arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, pone como ejemplo el colegio Santiago Apostol en contextos sociales difíciles
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Frente al burdo estereotipo construido desde ámbitos gubernamentales de que la Concertada es elitista y genera división social, el centro Santiago Apóstol es un colegio parroquial que atiende a 200 alumnos y 100 familias, la mayoría de etnia gitana y con problema socioeconómicos en el barrio valenciano del Cabanyal. El cardenal Cañizares cuenta en su carta que los alumnos reciben toda clase de atenciones, desde la higiene a la alimentación. Además sus padres son alfabetizados al mismo tiempo que sus hijos reciben sus clases; se les prepara para el carnet de conducir y se les ayuda a entrar en el mundo digital. Es decir hijos y padres están recibiendo por parte del Colegio una formación y una ayuda adecuada para la vida.
Su director, Jordi Bosch, ha contado en Alfa y Omega que el colegio se implicó en el proyecto INCLUD-ED de la Comisión Europea, que promueve un trabajo conjunto con las familias y los distintos agentes y entidades del barrio para obtener mejores resultados. El resultado está a la vista: la nota media del centro ha subido y se ha reducido el absentismo escolar en Infantil y Primaria del 35 % al 13,8 % en los últimos tres cursos.
También han aplicado un modelo de prevención y resolución de conflictos, que tras cinco años ha permitido reducir los expedientes disciplinarios de 61 a 7. El director explica que se trata de generar un sentimiento de pertenencia en torno al colegio y abordar desde una perspectiva integral y con normalidad los problemas que puedan surgir.
Un aspecto interesante es que la mayoría de las familias son gitanas y de confesión evangélica, mientras el colegio es católico. En lugar de vivir esto como un problema, se trabaja sobre aquello que tenemos en común, explica Jordi Bosch, y por eso la profesora de Religión se reúne con los pastores evangélicos y mantiene un diálogo con ellos.
El cardenal Cañizares concluye su carta diciendo que, respetando lo mucho y bueno que hacen los colegios estatales, no ha encontrado uno que haga lo que el Colegio Santiago Apóstol del Cabanyal. Un centro concertado que, como tal, pertenece a la red pública, y no merece ser injustamente excluido de las ayudas para la reconstrucción diseñadas de un modo sectario por el Gobierno.