Día de las personas sin hogar: Así trabaja Cáritas para combatir esta lacra

Este domingo 25 de octubre se celebra el Día de las Personas sin Hogar

Día de las personas sin hogar: Así trabaja Cáritas para combatir esta lacra

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Jesús vive en un coche y lleva ocho meses sin ducharse, desde que la pandemia obligó a cerrar las duchas del polideportivo de las que hacía uso. En un reportaje en Alfa y Omega, cuenta que ahora acude al recién estrenado Hogar Santa Rita, un centro de día para personas sin hogar, de momento con horario de mañana, que Cáritas Diocesana de Madrid y los agustinos abrieron el pasado 5 de octubre a la espalda de la ermita de Santiago en el municipio madrileño de Collado Villalba.

Tras esa primera ducha después de varios meses, Jesús siente que ha vuelto a recuperar su dignidad. Otro caso es el de Toni, con 52 años y sin trabajo, que duerme enel sobrado de una tienda, encima de un colchón en el suelo. Tiene que salir de allí a las 10 de la mañana y no puede volver hasta las 9 de la noche. En el hogar Santa Rita desayuna, se ducha y actualiza su búsqueda de empleo. Dice que hay una línea que no puedes cruzar para no abandonarte: ni en el aseo personal, ni en la vaguería. Porque “si no te sientes persona, no te puedes recuperar”.

Estos casos representan a las miles de personas a las que atiende Cáritas, que este domingo celebrará el Día de las Personas Sin Hogar. El lema de esta edición es contundente: “No tener casa mata”. Deahí el objetivo declarado de la campaña: “Di basta. Nadie sin hogar”. Los que trabajan en este terreno saben por experiencia que la calle deja muy tocado, y cuanto más tiempo se está en ella más complicada es la salida.Actualmente acuden al Hogar Santa Rita 16 hombres y cinco mujeres que están durmiendo en cajeros, coches, almacenes y garajes.

Con ellos se trabaja en tres niveles: primero los que se van integrando socialmente, a los que se acompaña en su proceso de valerse por sí mismos; segundo, personas más difíciles de mover y con las que se intenta que su situación no vaya a peor; y tercero, aquellos que están más deteriorados y a los que hay que cuidar y hacer su vida más fácil.

No se trata sólo de dar servicios sino de ofrecer lo más parecido a un verdadero hogar. Esto se nota en el cuidado con el que las voluntarias decoran y acondicionan la casa y también en el ambiente de familia que se respira. En todo el proceso de acompañamiento escuchar a la gente es vital: se trata de crear lazos de humanidad, y así,los que habitualmente resultan invisibles pasan a ser visibles.

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